Dentro de tan sólo tres años, gran parte de los contratos que se firmen en la industria de los servicios financieros y de los seguros se ejecutarán con tecnología blockchain. Así lo revela un informe publicado por la consultora Capgemini. Según esta consultora, los contratos inteligentes reducirán los costes y las demandas por servicios administrativos y aumentarán la eficiencia en los procesos de toda la cadena. Sólo en el sector del automovilístico, generarán un ahorro de hasta 21.000 millones de dólares en todo el mundo. Para el consumidor, los contratos inteligentes podrían suponer un ahorro de 500 dólares al año en comisiones bancarias y de seguros.
El informe, titulado “Los contratos inteligentes en servicios financieros: ¿Cómo aterrizar en la realidad?”, explica que la tecnología y los sistemas de contratos respaldados por blockchain ya se encuentran en desarrollo por importantes instituciones como BNP Paribas, Deutsche Bank o Credit Suisse. BNP Paribas considera que ha llegado el momento de empezar a experimentar con contratos inteligentes en un entorno de pruebas. Según la consultora, los primeros casos de uso práctico empezarán a verse este mismo año y los consumidores podrán disfrutar de los primeros productos en 2019. No obstante, el documento apunta que aún hay una serie de desafíos que afrontar, como son la privacidad, la seguridad de la tecnología y los reglamentos que la rodean.
La aplicación de tecnología blockchain en el ámbito de los contratos inteligentes abre también una profunda brecha entre abogados y desarrolladores. En Nueva York, la firma de abogados internacional Hogan Lovells, que ya está trabajando en la automatización de acuerdos mediante blockchain, ha comprobado lo complejo que es armonizar el lenguaje de programadores y abogados.
Ted Mlynar, uno de los letrados de la firma, reconoció a The Wall Street Journal que el entendimiento es complejo porque los programadores piensan en términos de bits y bytes y la estructura de los contratos está construida en base al imaginario propio de los abogados. Hogan Lovells ha llevado a cabo una prueba de concepto en el área de seguros contra terremotos. Para ello, elaboraron una plantilla inteligente guiándose por las condiciones y términos incluidos en una plantilla de contrato tradicional y especificando qué partes debían ser traducidas a código.
En el ámbito de la industria, Mercuria, una compañía suiza dedicada a las transacciones de materias primas y combustibles, anunció el pasado mes de enero en el Foro de Davos su intención de utilizar contratos inteligentes para enviar petróleo a China. Para la ejecución de dicho contrato la empresa hizo público que cuenta con la colaboración de las entidades financieras ING y Societé Générale.
A diferencia de los contratos legales en papel, los contratos inteligentes son programas informáticos que sólo se ejecutan si se cumplen las condiciones establecidas en una blockchain. El concepto fue desarrollado en sus inicios en 1997 por el criptógrafo y jurista Nick Szabo para permitir el comercio electrónico entre desconocidos. Leif Ferreira, creador de Bit2Me, explica que para que los contratos inteligentes puedan ejecutarse es necesaria la existencia de transacciones programables y de sistemas financieros digitalmente nativos que las reconozcan. Bitcoin y su tecnología blockchain lo hicieron posible en 2009.
Básicamente, un contrato inteligente es un programa informático que facilita, asegura, hace cumplir y ejecuta acuerdos registrados entre personas y organizaciones. En esencia, estos contratos automáticos funcionan como la sentencia if-then (si-entonces) de cualquier otro programa de ordenador, con la diferencia de que se realiza de forma que interactúa con activos reales. Cuando se dispara una condición pre-programada, el contrato inteligente ejecuta la cláusula contractual correspondiente. Tienen como objetivo brindar una seguridad superior a la ley de contrato tradicional y reducir costos de transacción asociados a la contratación. La transferencia de valor digital mediante un sistema que no requiere confianza (Bitcoin) abre la puerta a nuevas aplicaciones que pueden hacer uso de los contratos inteligentes.
¿Cómo funciona un contrato inteligente?
El controvertido mundo de las apuestas, que tanta utilidad ha dado a la teoría de juegos, el principal marco teórico de blockchain, también puede servirnos en esta ocasión. En una apuesta deportiva, como la futbolística, yo apuesto 100 euros a que va a ganar el equipo A, mientras que mi amigo apuesta la misma cantidad a que el ganador del partido será el equipo B. El primer paso consiste en que mi amigo y yo coloquemos los bitcoins en una cuenta neutral controlada por un contrato inteligente. Cuando el juego haya terminado y el contrato inteligente sea capaz de verificar a través de un sitio de noticias cuál de los dos equipos ganó, el contrato inteligente depositaría automáticamente los euros o bitcoins en la cuenta del acertante.
De este modo, los contratos inteligentes pueden aplicarse a casi toda la actividad económica. Desde a los sistemas de votación hasta a la automatización de transferencias de pago al cumplirse las condiciones. También pueden aplicarse en la automatización de herencias, en cuyo caso, los activos se repartirían en el momento del fallecimiento a las direcciones fijadas en el contrato. Leif Ferreira pone el ejemplo de que los contratos inteligentes nos permiten imaginar escenarios con un coche Tesla auto conducido, comprado en grupo, capaz de autogestionarse y alquilarse por sí solo, pero sin una compañía tipo Uber detrás y cobrando el diez por ciento.
Actualmente existen varias plataformas blockchain donde se pueden desarrollar contratos inteligentes. Algunas de las más conocidas son Ethereum, Hyperledger, Counterparty, Corda, Rootsock o Lisk.