La posición del gobierno de la República Popular China frente a las criptomonedas siempre ha sido un poco ambigua. Aunque hay quienes hablan de una cierta ilegalidad en las divisas digitales en el país oriental, la prohibición de la moneda se restringe a los bancos y a los empleados bancarios.
Mientras que cualquier particular es totalmente libre de realizar intercambios con divisas digitales, así como practicar minería o tener casas de cambio –precisamente, las compañías que mostraron el mayor aumento del precio de bitcoin durante el último pico fueron chinas– lo cierto es que instituciones y empleados bancarios tienen prohibido participar en el negocio bitcoin a través de la banca.
Sin embargo, pareciera que esta posición del gobierno chino y sus instituciones bancarias estuviera comenzando a cambiar. El día martes 17 de noviembre, el director del Instituto de Investigación de Finanzas y Banca del Banco Popular Chino, Yao Yudong, escribió en una columna del diario estatal Shanghai Securities News, que el Fondo Monetario Internacional (FMI) debería crear una versión digital de su divisa de reserva global.
Los Derechos Especiales de Giro del FMI, funcionan como una suerte de moneda sintética sin realmente serlo. Son definidos como un derecho en potencia sobre cuatro monedas nacionales, como lo son el euro, el dólar estadounidense, la libra esterlina y el yen. La propuesta de Yudong es la creación de una verdadera moneda digital, neutra y supranacional, que pueda servir para subsanar fallas en el actual sistema monetario global y pueda ser usado más ampliamente a través del mercado de finanzas y sistemas de pago.
Yudong estableció que el rol de los Derechos Especiales de Giro (DEG) deberían ser expandidos, estableciendo un sistema de acuerdos entre los DEG y otras monedas, promoviendo el uso de los DEG en el intercambio global, transacciones financieras y el precio y registro de mercancías. De igual manera, Yudong dijo que el fondo del DEG debería incluir también las divisas de las mayores economías, aquellas cuyo producto interno bruto deba ser tomado en cuenta al establecer las ponderaciones de las monedas.
Esta última opinión responde al interés de China de que el Yuan sea incluido en el fondo del DEG, inclusión que viene siendo perseguida ya tras varios años de lobby y presión, con el fin de aumentar su poder de influencia global. Yudong, comentó:
China necesita estudiar más de cerca asuntos profundos de la economía global y las fluctuaciones financieras, y ser más visionario en términos de tendencias tecnológicas para poder alcanzar posiciones de ventaja como primero en entrar al juego, y en algún punto, hacerse más proactivo en el establecimiento de las reglas del juego global.
Yao Yudong
Las posiciones de los actores que circundan al FMI, son encontradas. Mientras que algunos oficiales del FMI verían la inclusión en el DEG como una manera de reformar China, en la opinión de Yudong se observa que el interés de los orientales es ser incluidos para tener la capacidad de influencia como para reformar al FMI, el cual muchas veces pareciera solo interesarse en beneficiar a las economías desarrolladas.
Es opinión de Yudong que el sistema actual no refleja el auge de los mercados emergentes y que el suministro de una reserva internacional de divisas debería estar desligada de las políticas económicas de cualquier país particular. Por esta misma razón, piensa que la emisión de un DEG digital podría ayudar a establecer un nuevo sistema de acuerdo y pagos a través de las fronteras mediante una divisa supranacional.
La tecnología Bitcoin es un medio perfecto para la concreción de las propuestas de Yudong. Ya se ha hablado en otras oportunidades sobre los beneficios que traería el establecimiento de una divisa global para la actual economía global. El establecimiento de una moneda supranacional que pueda ser utilizada en el DEG, sin duda sería un gran paso en el camino a esa mayor integración internacional, ayudando a la vez a disminuir el déficit de liquidez que podría suscitarse en el 2017, momento en el que se espera que los bancos centrales de Japón y Europa terminen su alivio cuantitativo.