-
Cada 2.016 bloques se ajusta la dificultad de la minería.
-
Sin importar los avances técnicos, el ritmo de emisión se mantiene estable.
La historia del dinero está llena de casos en que una disrupción técnica facilitó drásticamente el aumento de la masa monetaria e hizo que, lo que solía ser un buen almacén de valor, se convirtiera en un mal dinero. Bitcoin, a través de su propia técnica, solucionó este problema histórico.
Tomemos el caso de las piedras Rai de las islas Yap, en Micronesia, por guardar similitudes clave con el funcionamiento de Bitcoin. Estos enormes discos de piedra caliza con un agujero en el centro funcionaron como moneda durante siglos en la isla.
Al ser pesadísimas y difíciles de transportar, la transferencia de propiedad se daba haciendo un anuncio público a todos los habitantes de la isla, tal como el gossip protocol de Bitcoin. No había un notario o validador central; la propiedad se protege mediante el conocimiento público.
Más importante que esto, es que crear una piedra rai era difícil y requería un enorme esfuerzo: viajar cientos de kilómetros a la isla de Palau, extraer la caliza, tallarla y transportarla en canoas (a menudo con riesgo de vidas).
Esta dificultad, durante siglos, limitó su oferta y mantuvo su valor. Por más deseables que fueran, nadie podía inflar arbitrariamente el suministro y devaluarlas. Pero esto cambió cuando el pueblo de Yap entró en contacto con occidentales que conocían tecnologías más sofisticadas.

El capitán irlandés-estadounidense David O’Keefe, que vio la oportunidad de hacer negocios con los productores de aceite de coco de la isla, zarpó con un gran barco, explosivos y otras herramientas modernas hacia la isla de Palau para extraer sus propias piedras Rai.
Y si bien el jefe de la isla quiso decretar que las piedras de O’Keefe no tenían valor por haberse obtenido con demasiada facilidad, pronto los habitantes de la isla comenzaron a aceptarlas, lo que en el tiempo aumentó el suministro y devaluó la moneda.
En El Patrón Bitcoin, de Saifedean Ammous se pueden conseguir varios ejemplos similares de dineros primitivos, como las cuentas de vidrio aggry de África Occidental o las conchas marinas de América del Norte, y todos siguieron el mismo destino: la irrupción de una nueva tecnología hizo que aquel bien con mayor vendibilidad y más difícil de obtener, se volviera fácil de conseguir y de introducir al mercado, lo que le hacía perder valor en el tiempo y, finalmente, ser desplazado por un dinero más sólido.
Que la innovación técnica facilita la emisión es moneda es algo que no solo ha sucedido en sociedades primitivas y pueblos recónditos. Pasar de las primeras monedas, como las de Lidia, acuñadas a fuerza de martillo, al molino de laminación o la prensa volante, y finalmente a la máquina de vapor que motorizó las prensas, representó un enorme salto en la productividad de los acuñadores.

Incluso los adelantos en la explotación minera hacen que cada vez sea más fácil extraer metales preciosos como el oro, en comparación con las formas antiguas. Estos adelantos técnicos, en conjunto con la invención de la banca moderna, aceleraron la pérdida de valor de las monedas:
Desde 1066 hasta 1601, la libra de plata inglesa fue degradada en un tercio. En otras palabras, en este período de más de 500 años, los reyes ingleses inflaron la oferta monetaria por un factor de 0.3. En cambio, en el período posterior de 200 años, que vio el surgimiento de la banca moderna, ese factor fue del orden de 16. Y en el mero período de 30 años desde enero de 1973 hasta enero de 2003, el dólar estadounidense (M1) aumentó casi por un factor de 5.
Jörg Guido Hulsmann – La ética de la producción de dinero
En la contemporaneidad ha sucedido algo curioso. No fue el contacto con un pueblo foráneo con tecnologías más avanzadas lo que rompió con la dificultad de emisión y devaluó el dinero. Ha sido el avance tecnológico, justificado con un nuevo aparataje conceptual que trastocaba lo que había sido entendido por siglos como causa de la inflación, lo que ha estado destruyendo el valor del dinero, haciéndolo cada vez más fácil de producir.
Desde el siglo XIV, con Nicolás de Oresme, pero más aún en el siglo XVI, con Martín de Azpilcueta y la Revolución de los Precios, generada por la masiva entrada de metales preciosos provenientes de América, que dispararon los precios en el mercado europeo, la inflación y pérdida de poder adquisitivo estuvo vinculada con el aumento de la oferta monetaria. En adelante, hubo un consenso prácticamente generalizado entre los pensadores (desde Hume, Smith, Ricardo, Mill): percibir la inflación como un fenómeno monetario.
Fue a partir de la década de 1930, posterior a la Gran Recesión, que se dio un giro en el acuerdo entre estudiosos y funcionarios de la economía política sobre qué significa inflación. Principalmente a causa de John Maynard Keynes, la definición mutó para poner el acento en el “aumento general y sostenido de los precios”, sin destacar el rol de la oferta monetaria. Keynes describió la inflación como un proceso impulsado por un exceso de demanda agregada, donde el gasto (gubernamental o privado) supera la capacidad productiva, llevando a aumentos de precios. Luego, en el ámbito académico, esto se volvería un estándar gracias al neokeynesiano Paul Samuelson.
Esta desvinculación conceptual de la inflación con la emisión monetaria, en conjunto con los avances técnicos que han llevado a que emitir dinero sea tan fácil como agregar unos cuantos ceros a la derecha en una base de datos digital, ha dado rienda suelta para que los bancos centrales del mundo aumenten sus propias ofertas monetarias Y devalúen el poder adquisitivo de sus ciudadanos. El caso de Estados Unidos, desde que Nixon rompió por completo con el Patrón Oro en el ‘71, es paradigmático:

La dificultad de Bitcoin
Podemos ver cómo, históricamente, el hecho de que cada vez sea más fácil emitir moneda, tanto técnica como conceptualmente, ha tenido como correlato la degradación del valor del dinero y la pérdida de poder adquisitivo para sus tenedores.
Con Bitcoin, Satoshi Nakamoto introdujo una solución técnica inédita para este problema.
Desde el principio, con la introducción del mecanismo de Prueba de Trabajo, se buscó que crear nuevas unidades de BTC fuera un proceso costoso y, por tanto, difícil. Al requerir consumo eléctrico, se ancla a Bitcoin al mundo físico y a las leyes de la termodinámica, a diferencia de la adición de ceros digitales de la banca contemporánea.
Pero, más allá de este trabajo, con los ajustes de dificultad se garantiza que, sin importar los avances técnicos que haya, cada 2.016 bloques Bitcoin metabolizará esa innovación y volverá a regular su sistema para mantener su cronograma de emisión de monedas.
El ajuste de dificultad es la forma en que Bitcoin encuentra su homeostasis. Cuando Bitcoin fue prohibido en China en 2021, hubo una caída drástica en el poder de minado y, por tanto, se ralentizó levemente la emisión de monedas. 2.016 bloques después, la dificultad de minado se ajustó y el cronograma de emisión siguió prácticamente inalterado.

Incluso con la computación cuántica y el algoritmo de Grover, algo que en teoría podría acelerar drásticamente el poder de minado y acelerar la emisión de monedas, pasado el siguiente ajuste de dificultad, Bitcoin integraría esa nueva potencia y volvería a su cronograma de emisión normal.
De esta manera, Satoshi solucionó un problema histórico del dinero: la posibilidad de que la innovación técnica haga fácil lo que antes era difícil, aumente la oferta monetaria, y sustraiga poder adquisitivo de las personas a través de la inflación.
Pero también aportó un nuevo giro a la concepción contemporánea de que una inflación pequeña es deseable y hasta buena, al hacer que el cronograma de emisión de Bitcoin fuera decreciendo hasta un límite finito, en el que no se emitirán más monedas. Esto ha sembrado un cambio de mentalidad, que comienza en las otras criptomonedas, pero que se expande al resto del dinero, de que la escasez es una propiedad necesaria del buen dinero.
El valor de la dificultad de Bitcoin radica no solo en imposibilitar que el avance de la técnica devalúe el valor del dinero, sino en reintroducir dentro de la lógica económica cuán valioso es tener un dinero difícil de producir. Los ajustes de dificultad no solo son una solución técnica, sino económica.
Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias. La opinión del autor es a título informativo y en ninguna circunstancia constituye una recomendación de inversión ni asesoría financiera.
![Acuñación a martillo, vidriera Ceca Lucerna, 1586; Museo Monnaie de París. [Foto: G. Depeyrot]](https://www.criptonoticias.com/wp-content/uploads/2025/12/valor-dificultad-bitcoin.jpg)


