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Más de 100 empresas públicas ya tienen bitcoin en su balance.
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Se proyecta que para 2029 las inversiones en bitcoin superen los USD 330.000 millones.
Entendamos el fenómeno detrás del nuevo puente entre acciones y bitcoin. Más de 100 empresas públicas ya tienen bitcoin en su balance, con un crecimiento exponencial desde el año 2024. Desde gigantes como Strategy (ex MicroStrategy), que ya supera los 580.000 BTC, hasta jugadores emergentes como Metaplanet en Japón o GameStop en EE.UU., el fenómeno de las Digital Asset Treasury companies (DATs) se consolida como una nueva narrativa de mercado. Pero… ¿qué tan sólido es este puente entre el equity tradicional y bitcoin?
El fenómeno: más BTC en balances corporativos
A la fecha, las empresas que informan públicamente sus reservas de bitcoin ya acumulan más de 815.000 BTC, lo que equivale a tenencias valoradas en más de USD 85.000 millones a precios actuales. Se proyecta que para 2029 esta cifra podría cuadruplicarse y superar los USD 330.000 millones.
¿La tesis? Exposición a BTC, cobertura contra inflación, imagen de vanguardia tecnológica y reserva estratégica de valor. Todo eso, embebido en una acción que cotiza en bolsa. Para muchos inversores tradicionales, esto representa una vía indirecta, pero regulada, para acceder a bitcoin, sin tener que operar wallets ni custodiar claves privadas.
Pero no todo es color de rosa. Varios analistas —incluido Max Keiser— advierten que muchas de estas empresas están mal preparadas para enfrentar un bear market y que podríamos estar ante el nacimiento de una burbuja especulativa. El problema no es bitcoin en sí, sino el modelo de adopción que, en algunos casos, parece más motivado por la especulación bursátil que por una estrategia de largo plazo.
¿Qué podría salir mal?
1. Primas irracionales sobre el NAV
Muchas DATs cotizan con primas muy por encima de su valor neto de activos (NAV). En palabras simples: el mercado paga más de lo que realmente valen sus BTC. ¿Por qué? Narrativa, FOMO y expectativas. Pero si el sentimiento cambia, las acciones pueden desplomarse aun cuando el precio de BTC siga estable.
Casos como Metaplanet (7.800 BTC, casi 24% de su market cap) o MARA Holdings (49.140 BTC, el 103% de su capitalización) ilustran hasta qué punto se estira la lógica financiera en la euforia del bull market.
2. Apalancamiento: una espada de doble filo
Muchas DATs adoptan estrategias agresivas de financiamiento: emisión de deuda, notas convertibles, equity dilution. Todo eso para comprar más BTC… pero con dinero prestado. En un entorno de suba de tasas, recesión o falta de liquidez, ese apalancamiento se transforma en una bomba de tiempo.
Max Keiser lo resumió así: “Los clones de Strategy no han sido testeados en un mercado bajista. Saylor nunca vendió. ¿Podrán estos nuevos jugadores resistir igual?”
3. Oferta bloqueada y liquidez ilusoria
A diferencia de los ETFs, las DATs no permiten redención de activos ni arbitraje directo. El BTC queda encerrado en estructuras cerradas. Esto genera un doble efecto: da una falsa impresión de escasez (aparentemente alcista), pero también reduce la liquidez real en momentos críticos. Una dinámica peligrosa cuando el mercado necesita absorción de shocks.
4. Incentivos corporativos vs. sostenibilidad del ecosistema
Segun Dylan Leclair, estratega de Metaplanet, “la volatilidad no es un riesgo: es una herramienta”. Se pone en tela de juicio el incentivo detrás de todo esto. El objetivo es realmente defender a Bitcoin como activo y sostenerlo en el tiempo?, o el foco está en aprovechar la narrativa para levantar capital, en muchos casos en forma desmedida sin tener una estrategia clara de salida?
Casos ejemplares
Analicemos rápidamente 3 casos, Strategy, Metaplanet y Vanadi Coffee.
Strategy, representa el modelo institucional serio. Con más de 580.000 BTC, estructura de deuda ordenada y liderazgo bajo Michael Saylor, la empresa adoptó bitcoin no como moda, sino como eje central de su balance. No vendió en mercados bajistas. Compró cuando pocos lo hacían. Su tesis es consistente: construir valor a largo plazo en torno a un activo monetario sólido. Es el estándar con el que todos los demás casos se comparan.
Metaplanet, empresa cotizante en Tokio, abandonó el negocio hotelero para convertirse en una empresa de tesorería Bitcoin. Desde entonces, su capitalización bursátil creció más de un 3.500%. Logra rendimiento financiero a través de los mercados de futuros perpetuos, con tasas de financiamiento que llegan al +30% en bull markets y que son negativas en mercados bajistas. Eso le permite «apalancarse contra la volatilidad» y usarla como motor estratégico. Pero todavía no atravesó un ciclo bajista como sí hizo Strategy, lo cual plantea un escenario de incertidumbre.
Vanadi Coffee, en el otro extremo, podría ser una caricatura del modelo. Empresa española del rubro cafetero, que anunció la compra de 5,1 BTC y su acción subió más de 150% en cuestión de semanas. Pero es una empresa que arrastra una catastrófica caída en bolsa, donde sus acciones han disminuido un 99% desde su debut. No hay cambio de modelo de negocio, ni estrategia de tesorería, ni convicción real. Solo parece una narrativa bien afinada que capturó la atención del mercado. Un ejemplo perfecto de especulación disfrazada de adopción.
El fenómeno se globaliza, pero los fundamentos no siempre acompañan
Aunque muchas de las DATs más grandes son estadounidenses, cada vez más países se suman. Japón (Metaplanet), Alemania (Bitcoin Group SE), Noruega (Aker ASA) y Hong Kong (Boyaa Interactive) muestran cómo la narrativa se expande. Pero la madurez financiera, la estructura legal y la calidad del management son muy dispares.
Esto vuelve aún más urgente el debate por un estándar mínimo de transparencia. Algunos actores del ecosistema ya piden que se implemente Proof of Reserves obligatorio para toda empresa listada que declare tenencias de BTC. Porque en Bitcoin, la confianza no se exige: se verifica.
¿Qué puede pasar si esto estalla?
Si el ciclo actual se revierte abruptamente, muchas DATs pueden verse forzadas a vender. Ya sea para cubrir deuda, evitar default técnico o simplemente preservar caja. Eso generaría presión vendedora masiva y, paradójicamente, podría acelerar un bear market que las DATs mismas ayudaron a inflar.
El efecto dominó sería más profundo cuanto más apalancado esté el sector. Y si se repite lo de 2022 —cuando empresas y fondos sobreexpuestos terminaron en default o venta forzosa—, el impacto podría exceder a las propias DATs y arrastrar también al precio del activo.
¿Adopción o arquitectura especulativa?
Sí, los DATs traen visibilidad y capital. Pero no confundamos la ingeniería financiera con una adopción real del protocolo. No basta con tener Bitcoin en el balance: importa cómo se consigue, cómo se gestiona y con qué horizonte se lo incorpora.
El puente entre las finanzas tradicionales y Bitcoin puede ser revolucionario. Pero si se construye sobre hype, deuda y storytelling, está condenado a romperse. Y cuando eso pase, no va a importar cuántos satoshis tenga en reserva cada empresa. Lo que va a importar es si pueden sostenerlos cuando el viento sople en contra.
Bitcoin no necesita más fuegos artificiales. Necesita manos firmes, reglas claras y convicción real.
Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias. La opinión del autor es a título informativo y en ninguna circunstancia constituye una recomendación de inversión ni asesoría financiera.