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El crecimiento del hashrate sugiere el ingreso de más poder de minería a la red.
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El alza eleva la competencia entre mineros y puede reducir sus márgenes de ganancia.
La red Bitcoin registró el 4 de agosto un nuevo máximo histórico de poder computacional tras alcanzar un pico de 1,09 ZH/s (zettahashes por segundo), de acuerdo con datos del explorador mempool.space.
Esa marca representa el valor en tiempo real del hashrate, que fluctúa debido a la naturaleza de la red, mientras los mineros se conecten o se desconecten de ella. Sin embargo, el hashrate promedio de los últimos 30 días se mantiene en casi 924 EH/s (exahashes por segundo), una cifra cercana al nuevo máximo.
Tal como lo reportó CriptoNoticias, el hashrate de Bitcoin alcanzó la zona de los ZH por primera vez en abril pasado.
El nuevo máximo en el poder de cómputo de Bitcoin se produce tras una recuperación pronunciada.
El 29 de julio la potencia total de la red había caído a cerca de 700 EH/s (exahashes por segundo), uno de los niveles más bajos desde junio. Sin embargo, desde el 30 de julio en adelante, el indicador comenzó a subir de forma sostenida hasta alcanzar, el 4 de agosto, el pico por encima del zettahash.
Este crecimiento tuvo un efecto directo en el hashprice de Bitcoin, una métrica clave que refleja los ingresos estimados por unidad de poder de minado. Mientras en los últimos días de julio el hashprice rondaba los 59 dólares por petahash por día (USD/PH/Day), al momento de publicarse este artículo la cifra cayó a cerca de 57 USD/PH/Day, según datos de Braiins.
Esta disminución se explica porque, al aumentar el hashrate sin una variación equivalente en el precio del bitcoin, más mineros compiten por la misma cantidad de recompensas. Esto reduce la rentabilidad por unidad de poder de minado, lo que se refleja en una caída del hashprice. Es decir, es menos probable obtener la recompensa.
Por eso, el hashprice es una medida crítica para los mineros, ya que determina la rentabilidad de sus operaciones en función del poder computacional que aportan.
El hashrate en subida también puede disparar al alza la dificultad de la minería
El hashrate, o tasa de hash, es la unidad que mide cuánta potencia de cómputo está siendo utilizada para asegurar la red Bitcoin y procesar sus bloques. Cuando este indicador crece, significa que más mineros se han conectado a la red o que los que ya estaban activos han aumentado el poder de sus equipos ASIC, lo que en general se traduce en una caída de los ingresos si el precio del bitcoin (BTC) no acompaña la tendencia.
En ese sentido, con BTC cotizando casi 115.000 dólares al cierre de este artículo, cerca de máximos históricos, ayuda a mitigar la creciente competencia entre mineros.
Sin embargo, este aumento del hashrate también podría tener relación con el inminente ajuste de dificultad previsto para el 8 de agosto.
La dificultad es un mecanismo automático del protocolo que regula la complejidad de la minería, ajustándose cada 2.016 bloques (aproximadamente cada 2 semanas). Si el hashrate sube, es esperable que la dificultad también lo haga, buscando mantener constante el tiempo de producción de bloques.
Un hashrate alto y una dificultad aumentada podrían converger en que en los próximos días los mineros menos eficientes desconecten sus equipos, dado que no pueden afrontar esas condiciones en la red, lo que haría retroceder a ambas métricas hasta que esos mineros consideren que sus estructuras pueden volver a ser rentables.
En definitiva, el récord del hashrate refleja el creciente interés y capacidad técnica dedicada a la red, pero también eleva las exigencias para quienes participan de su proceso de validación.