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Las stablecoins ya no son solamente la liquidez en los exchanges de criptomonedas.
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"Los rieles están empezando a moverse a su propio ritmo", dice analista.
Bitcoin (BTC) podría estar entrando en una nueva etapa económica, una en la que el comportamiento de su precio deje de depender de la abundancia o escasez del dinero global.
Durante más de una década, los movimientos de precio del activo digital siguieron los ciclos de liquidez de los bancos centrales, con subidas cuando el dinero era barato y caídas cuando se restringía.
Pero ese vínculo comienza a debilitarse. Lo que antes era un mercado impulsado casi por completo por la especulación y los flujos financieros internacionales, empieza a mostrar señales de uso económico real dentro del ecosistema.
El analista jefe de la firma Real Vision, Jamie Coutts, sostiene que, por primera vez, una parte de la economía de bitcoin y las criptomonedas «muestra signos de independencia del ciclo de liquidez».
Explica que, hasta ahora, la actividad de las criptomonedas había sido impulsada por la expansión del dinero global, ya que los casos de uso eran principalmente especulativos.
Sin embargo, observa que, desde mediados de 2025, el volumen de transferencias con stablecoins se ha desvinculado de las comisiones en redes descentralizadas y de la liquidez mundial, algo que él define como «un cambio estructural».
La siguiente gráfica compartida por Coutts refleja la evolución entre la liquidez global, las comisiones en redes descentralizadas y las transferencias con stablecoins desde 2022 hasta octubre de 2025.
En ella se observa que, mientras el índice de liquidez global (línea blanca) y las tarifas en redes (línea azul) mantienen una correlación estrecha y descienden en paralelo con los ciclos monetarios internacionales, las transferencias con stablecoins (línea amarilla) comienzan a comportarse de forma independiente desde mediados de 2024.
Esta divergencia indica, según Coutts, un cambio estructural en la economía: las stablecoins ya no reflejan solo la liquidez especulativa de los exchanges, sino que empiezan a usarse de forma sostenida para pagos, liquidaciones y actividades comerciales, marcando el inicio de una fase en la que parte del ecosistema de las criptomonedas opera con mayor autonomía frente al ciclo de liquidez global.
«Los rieles están empezando a moverse a su propio ritmo», afirma, y añade que la combinación entre stablecoins y la inteligencia artificial (IA) abrirá nuevas vías de uso para las redes distribuidas, reduciendo la dependencia cíclica de los mercados.
Fin de los ciclos tradicionales de bitcoin
Este cambio observado por Coutts se suscita mientras otros analistas cuestionan la vigencia del conocido ciclo de cuatro años de bitcoin, vinculado a los eventos de halving.
Arthur Hayes, fundador del exchange BitMEX, sostiene que ese patrón está «muerto». Considera que las políticas monetarias expansivas de Estados Unidos y China impedirán una nueva fase bajista, pues «el dinero será más barato y más abundante; por lo tanto, bitcoin continuará subiendo en previsión de este futuro».
Por su parte, el analista y trader profesional, Willy Woo, cree que el precio de bitcoin sigue condicionado por la liquidez global, más que por el halving. A su juicio, una futura recesión severa será la prueba definitiva: determinará si bitcoin se comporta como un activo de riesgo o como un refugio de valor.
Precisamente, la oferta monetaria mundial se encuentra en niveles históricos, lo que sostiene la demanda por activos digitales mientras persista la expansión monetaria.
Especialistas consultados por CriptoNoticias afirman que el ciclo tradicional de bitcoin tiene toda la pinta de alargarse, ya que la cotización de BTC no termina de bajar. Es el caso de Carmelo Alemán, analista financiero español, quien afirma que actualmente «sigue entrando dinero a BTC» de formas masivas.
Eso lo atribuye a la capitalización realizada de bitcoin, métrica que mide el valor económicamente activo de BTC. Se encuentra en 1,1 billones de dólares actualmente, es decir, en máximos históricos, tal como se ve en la siguiente gráfica:
Más allá de la capitalización realizada, Alemán prevé que la impresión monetaria disparará la inflación para el año que viene, lo que reducirá el poder adquisitivo del dinero fíat y beneficiará a BTC. A su juicio, «los grandes ahorros deben mantenerse en activos que compensen la inflación, como el oro o bitcoin».
Algo similar opina Jan Domínguez, consultor contable venezolano especializado en bitcoin y criptomonedas, quien mantiene una visión más conservadora y se resiste a dar por concluido el patrón histórico.
«Hasta que no se demuestre lo contrario, ese comportamiento se va a repetir», dice a este medio informativo. Según su análisis, si para 2026 el precio de bitcoin no ha corregido entre 60% y 70%, entonces «definitivamente se puede considerar que fue el fin de los ciclos post halving».
Mientras tanto, el empresario e inversionista colombiano Mauricio Tovar, fundador de Tropykus, también cree que los ciclos pueden extenderse, aunque no desaparecer.
«Los mercados nunca son ascendentes por siempre. Bitcoin ha mostrado ese comportamiento casi como un reloj. Eso puede cambiar, pero mientras no haya evidencias, creo en la repetición de los ciclos», explica a este periódico.
Una nueva economía en construcción
Entre la tesis de Coutts sobre la independencia estructural del mercado y las visiones que vinculan a bitcoin con la liquidez global, emerge una pregunta central: ¿puede el ecosistema de bitcoin funcionar sin depender del dinero barato?
Si las stablecoins continúan expandiendo su uso como medio de pago y herramienta de comercio, y no solo como vehículo especulativo, la respuesta a esa pregunta podría ser afirmativa.
Será solo en ese escenario cuando bitcoin comenzará a reflejar una economía propia, menos influida por los bancos centrales y más guiada por la utilidad real de su tecnología disruptiva.