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El área de 116.000 dólares será clave como soporte de precio en el corto plazo.
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En el mediano y largo plazo, la narrativa alcista sigue plenamente vigente.
El mercado de bitcoin (BTC) se acerca al cierre de una de las semanas más agitadas del año.
La moneda digital comenzó el período con buen pie, en torno a los 116.000 dólares, y rápidamente se encaminó hacia un nuevo máximo histórico.
El miércoles 13 de agosto marcó la cima, con un precio por encima de los 124.000 dólares por bitcoin. Sin embargo, la euforia duró poco: apenas 24 horas después, la cotización retrocedió con fuerza hasta los 117.000 dólares, en medio de datos macroeconómicos adversos y declaraciones desde el corazón de la política económica estadounidense.
En el siguiente gráfico, provisto por la plataforma CoinGecko, se observa el movimiento del precio de BTC en los últimos 7 días.
El salto de bitcoin hacia un nuevo máximo histórico parecía consolidar la narrativa de que este ciclo alcista todavía tenía combustible para seguir avanzando. Como reportó CriptoNoticias, la escalada estuvo alimentada por la entrada sostenida de capital institucional y corporativo, que desde hace meses actúa como el motor de fondo de este mercado. La presión compradora fue suficiente para quebrar el récord previo de 123.090 dólares y ubicar a BTC en una zona nunca antes explorada.
Pero la magia se desvaneció rápidamente. Al día siguiente, el jueves 14 de agosto, el mercado reaccionó con una dura corrección a dos noticias provenientes de Estados Unidos. Por un lado, los datos de inflación mayorista (índice de precios al productor) resultaron peores a lo esperado, alimentando el temor de que la Reserva Federal (FED) mantenga una postura más restrictiva durante más tiempo. Por otro, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, declaró que el gobierno de Donald Trump no planea comprar bitcoin para la reserva estratégica nacional, limitando el crecimiento de ese fondo a los BTC incautados en procesos judiciales.
La combinación de ambas informaciones generó ventas masivas que empujaron a BTC nuevamente a la franja de los 117.000 dólares, borrando casi por completo las ganancias acumuladas en la primera mitad de la semana.
Pero, las declaraciones de Bessent merecen una lectura más detallada. En un principio, el funcionario fue categórico: “No vamos a comprar”. Con ello dio por tierra con la expectativa de que el Tesoro saliera al mercado a reforzar su tenencia de BTC. Horas más tarde, Bessent matizó sus dichos en la red X, asegurando que la administración sigue comprometida a explorar formas “neutrales en lo presupuestario” para ampliar la reserva. Sin embargo, el mensaje que quedó flotando es que, al menos por ahora, no habrá compras directas.
El mercado había incorporado la expectativa de que la Casa Blanca podría convertirse en un comprador activo. La decepción se reflejó de inmediato en el precio.
Bitcoin, atrapado entre 2 fuerzas
La fotografía de la semana deja a bitcoin atrapado entre dos fuerzas. Por un lado, una presión vendedora visible en cada nuevo máximo, alimentada por traders que aprovechan la volatilidad para tomar ganancias. Por el otro, una corriente compradora más discreta, pero constante, proveniente de fondos de inversión, empresas y hasta fondos soberanos.
Este choque de intereses explica la indecisión que hoy domina el mercado. Mientras los minoristas parecen ausentes —como lo muestra el bajo nivel de búsquedas de “bitcoin” en Google y la escasa cobertura mediática en la prensa generalista—, las instituciones siguen acumulando con paciencia.
Actualmente, tal como se observa en la imagen a continuación, provista por el portal Bitcoin Treasuries, hay más de 100 empresas de cotización pública con bitcoin en sus balances:
¿Qué se viene para bitcoin?
La gran pregunta es hacia dónde se moverá el mercado en las próximas jornadas. El área de los 116.000-117.000 dólares ha demostrado ser una zona clave de resistencia a las caídas. Si los compradores logran mantener ese nivel, la presión alcista podría reactivarse con fuerza. En cambio, una ruptura más profunda abriría la puerta a descensos mayores, que pondrían en duda la continuidad del ciclo alcista en el corto plazo.
En el mediano y largo plazo, la narrativa alcista se mantiene intacta. El flujo de capital institucional y corporativo hacia bitcoin no se ha detenido. Empresas listadas en bolsa, como MicroStrategy, fondos gigantes como BlackRock y Fidelity, e incluso jugadores estatales en Medio Oriente, siguen reforzando sus posiciones. Para estos actores, un retroceso de 5.000 o 10.000 dólares en el precio es apenas un ruido de corto plazo dentro de una apuesta de décadas.
Los grandes jugadores del mercado continúan acumulando. El interés minorista, aunque hoy luzca apagado, volverá tarde o temprano, como siempre ha ocurrido en los ciclos de bitcoin. Así, la indecisión semanal no debe confundirse con fragilidad estructural.
El mercado cerrará esta semana, quizás sin definiciones claras (o quizás recibimos sorpresas entre hoy y el domingo), pero con la certeza de que la historia de bitcoin no se escribe en días, sino en ciclos. Y en ese ciclo, lo que hoy parece indecisión será mañana apenas una pausa en el camino hacia nuevas alturas.