-
Oliveros comenta la menor disponibilidad de divisas y criptomonedas provenientes del Estado.
-
El descalce de tasas se volvió el mayor reto empresarial en Venezuela, según el economista.
El economista venezolano Asdrúbal Oliveros comentó que el mercado cambiario del país atraviesa una fase «especialmente crítica» para las empresas, la cual se caracteriza por dificultades de gestión de operaciones en moneda extranjera.
Según explicó, la brecha entre la tasa oficial y el tipo de cambio no oficial se ha convertido en un obstáculo complejo de manejar.
En el país caribeño el sistema cambiario opera bajo un control definido por el Banco Central de Venezuela (BCV). La tasa oficial del dólar, publicada diariamente por el BCV, cotizó el 1 de diciembre de 2025 en 247,40 bolívares (VES). Esta referencia se utiliza principalmente para transacciones gubernamentales, importaciones prioritarias y subsidios estatales.
Mientras el ente emisor establece sus cotizaciones para el dólar y el resto de las divisas extranjeras, un porcentaje de las empresas ha tenido que recurrir al mercado no oficial para obtener divisas, de acuerdo con Oliveros. Sin embargo, en este mercado la cotización del dólar es más alta.
Oliveros señaló que muchas compañías se ven obligadas a pagar una prima adicional sobre el tipo de cambio no oficial para cerrar operaciones corporativas, lo que incrementa sus costos y termina trasladándose a los precios finales. Esta dinámica, afirmó, está deteriorando la capacidad operativa del sector privado y generando nuevas presiones inflacionarias.
Según el economista, a esta situación se suma un factor determinante: la caída en la oferta de divisas y criptomonedas provenientes del Estado. En las últimas cuatro semanas, explicó, esta disponibilidad «se ha complicado» de forma significativa, dejando al mercado no oficial como la única vía efectiva para obtener liquidez.
El especialista advierte que operar en ese entorno implica asumir mayores retos, ya que las empresas están obligadas a facturar a la tasa del Banco Central de Venezuela (BCV) —muy por debajo del valor que se maneja en el mercado no oficial—.
Este desfase entre ambas cotizaciones se ha convertido en «el mayor desafío para la gestión empresarial en el país», sostuvo Oliveros. Agregó que muchas organizaciones no cuentan con estrategias para enfrentar esta brecha, lo que incrementa la presión sobre sus estructuras de costo y compromete su sostenibilidad en el corto plazo.
Lo cierto es que mientras esto ocurre, la adopción de las criptomonedas se ha profundizado en Venezuela a medida que la economía enfrenta sus propios límites estructurales.
Tras años de inflación, restricciones bancarias y sanciones internacionales, USDT ha emergido como una herramienta para manejar obstáculos operativos y mantener flujos de pago más estables.
Varias instituciones públicas, como reportó CriptoNoticias, han recurrido a la moneda estable para facilitar operaciones con empresas privadas e incluso para ciertos pagos vinculados a la industria petrolera, lo que ha contribuido a inyectar divisas digitales en la economía doméstica.