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Se trata de la venta de BTC más rápida del ciclo, por parte de ballenas.
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La mayoría de estas ballenas son inversores de largo plazo tomando ganancias.
Las ballenas de bitcoin (BTC), que son inversores con más de 1.000 monedas acumuladas, han protagonizado un escenario de ventas masivas en el último mes, algo que impactó negativamente sobre la cotización del activo digital.
Estos inversionistas han vendido 147.000 bitcoin desde el 21 de agosto, siendo la salida mensual de monedas más rápida registrada en el actual ciclo.
Gran parte de estas ventas provino de tenedores de largo plazo (LTH), quienes están tomando ganancias. Los LTH son aquellos inversores que acumulan BTC desde hace más de 155 días (algunos con varios años de resguardo de sus BTC). Estos últimos enviaron 1.400 BTC a exchanges el pasado 22 de septiembre, horas antes de que la moneda perdiera el nivel de los USD 115.000.
El impacto se reflejó en los exchanges. Ese mismo 22 de septiembre se produjo la segunda mayor entrada de ballenas a Binance en un mes, con 120 millones de dólares en BTC durante la liquidación. Al día siguiente, la plataforma recibió otros 52 millones de dólares adicionales.
En general, el mercado ya venía atento a movimientos previos. El 15 de septiembre, una de las ballenas vinculada a la era de Satoshi Nakamoto vendió 1.175 BTC en 24 horas. La operación superó los 135 millones de dólares.
La liquidación en las ballenas de bitcoin es una de las razones del debilitamiento en el precio de la moneda digital. Desde el 17 de septiembre, BTC ha tenido un comportamiento bajista, cayendo un 3% en promedio desde entonces. La moneda pasó de los USD 117.000 a los actuales USD 113.000, según muestra la Calculadora de Precios de CriptoNoticias.
Ese día, la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) anunció un recorte en las tasas de interés, llevándolas a 4% anual.
La presión de venta de grandes actores ocurre en un momento en que el mercado aún busca consolidar soportes. Estas cifras sugieren que, más allá de la toma de ganancias individual, existe un patrón coordinado de desinversión por parte de las ballenas.
Lo anterior agrega incertidumbre en torno a la capacidad del precio de sostenerse sobre los niveles actuales y refuerza la vigilancia del mercado, el cual está en una etapa frágil y con riesgos de enfriamiento.