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El empresario reivindicó a bitcoin, aunque anticipa una caída de su precio en el corto plazo.
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Para Kiyosaki, el problema de la deuda estadounidense recae en una mala gestión de la FED.
Robert Kiyosaki, autor del bestseller Padre Rico, Padre Pobre, volvió a manifestar su respaldo a bitcoin (BTC), aunque esta vez lo hizo desde una postura crítica hacia las instituciones que, según él, están en el centro de la crisis financiera de Estados Unidos: la Reserva Federal (FED) y el Departamento del Tesoro.
En una reciente publicación, Kiyosaki se refirió a la posibilidad de una caída en el precio de bitcoin durante los próximos días, lo que estaría alineado con un fenómeno que algunos han bautizado como la «maldición de agosto».
No obstante, lejos de mostrarse preocupado, el empresario afirmó que, si ese retroceso se produce, está dispuesto a duplicar su posición en BTC.
La referencia del especialista a la «maldición de agosto» alude a un fenómeno señalado por algunos analistas, según el cual bitcoin ha mostrado históricamente un desempeño más débil o una mayor volatilidad durante ese mes.
En general, agosto suele ser un mes de retrocesos en los mercados financieros, debido a la contracción de la actividad económica asociada a las vacaciones de verano en el hemisferio norte.
No obstante, el autor aclaró que su atención no está puesta en las fluctuaciones de corto plazo del mercado, sino en lo que considera un problema mucho más profundo.
«El verdadero problema [de Estados Unidos] es nuestra deuda de varios billones de dólares y los doctores con PhD que dirigen el pantano: la FED y el Tesoro», manifestó Kiyosaki.
Cabe destacar que la deuda pública de Estados Unidos ya supera los 36 billones de dólares, lo que representa aproximadamente el 124% del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Este nivel histórico refleja un crecimiento acelerado, impulsado por un déficit fiscal persistente.
De acuerdo con el Comité Económico Conjunto del Congreso de Estados Unidos —un grupo bicameral integrado por miembros de la Cámara de Representantes y el Senado—, si la tasa promedio de crecimiento diario de deuda de los últimos tres años se mantiene, el país llegará a un nivel de aproximadamente 37 billones de dólares alrededor del 2 de diciembre de 2025.
Para Kiyosaki, el verdadero riesgo económico de EE. UU. proviene de la mala gestión de las finanzas públicas y la emisión descontrolada de dinero por parte de las autoridades. En ese sentido, volvió a hacer énfasis en que bitcoin, así como el oro y la plata, representa una forma de protegerse ante la debilidad estructural del sistema fíat, por su suministro escaso.
Aunque cabe mencionar que, si bien se cree que hay una capacidad limitada de metales preciosos en el mundo para minar, no hay seguridad de ello, puesto que se encuentran nuevos yacimientos o métodos de reciclaje. En cambio, la minería de bitcoin se reduce a la mitad cada cuatro años mediante el halving, algo que terminará cuando se emitan 21 millones de BTC.
Como reportó CriptoNoticias, recientemente Kiyosaki lamentó que muchas personas aún no hayan invertido en bitcoin, especialmente tras su repunte por encima de los USD 120.000, ocurrido por última vez el pasado 18 de julio. A su juicio, quienes siguen confiando en el dinero fíat son poseedores de nada, ya que sus ahorros están expuestos a una constante devaluación impulsada por los gobiernos.
Las críticas del escritor a la FED se enmarcan en una larga tradición de cuestionamientos a las políticas monetarias y fiscales de Estados Unidos por parte de destacados economistas.
Uno de los críticos más destacados fue Milton Friedman, el influyente economista de la Escuela de Chicago y premio Nobel, quien en la segunda mitad del siglo XX cuestionó duramente a la Reserva Federal por su manejo de la oferta monetaria.
Friedman argumentaba que las políticas de la entidad, como la manipulación de las tasas de interés y la emisión excesiva de dinero, generaban inestabilidad económica, inflación y ciclos de expansión y contracción de la economía. El economista abogaba por reglas monetarias predecibles y limitadas, en lugar de la discrecionalidad que, según él, caracterizaba las decisiones de la FED.