Los gobiernos del mundo siempre se hicieron de la vista gorda ante los problemas ambientales. La firma de tratados internacionales buscó beneficiar los intereses de los más poderosos. De no ser por las criptomonedas y la minería ecológica de estas, seguramente no habría nadie escribiendo esta historia.
Mi madre todavía conserva una foto de cuando formaba parte de la GS. Se veía hermosa con su bata de laboratorio y rodeada de plantas. Aunque la luz artificial no le hacía justicia a las ojeras bajo sus ojos, uno abierto y el otro cerrado por siempre. Quizás estaba orgullosa y por eso no aplicó un filtro a la fotografía para corregirlas.
Yo todavía no había nacido, creo que no existía ni como una idea en la mente de mi madre. Cuando la palabra Bitcoin comenzó a aparecer por la tele, ella ya estaba empapada del tema. Había hecho una pequeña fortuna que destinó a la creación de la GS. Afortunadamente, muchos científicos de todas partes del planeta se interesaron en el proyecto. Silenciosamente, crearon una sociedad muy poderosa que comenzó a mover los hilos del destino de la humanidad.
Según mi madre, los gobiernos del mundo no sabían qué hacer con Bitcoin. Algunos decidieron prohibir la tecnología del todo. Otros, en cambio, se unieron al hype y crearon su propia criptomoneda nacional.
Ninguna de las dos posiciones duró mucho tiempo: Bitcoin demostró ser una tecnología que no podía ser controlada por gobierno alguno, y las personas comenzaban a entender los beneficios de ser su propio banco.
Aunque existieron incluso criptoactivos de naturaleza privada, su supervivencia fue casi nula. Las criptomonedas pasaron de ser depósitos de valor a método de pago. Poco a poco las shitcoins fueron desapareciendo y Bitcoin, junto a otras pocas, marcaron su prevalencia. Mi madre, quien además de bióloga era experta en informática, me contaba las historias sobre Bitcoin antes de dormir.
Pero, mi madre también me contó historias acerca de la guerra. Ella no se guardó nada, aunque omitió las partes más crudas, porque yo todavía estaba muy pequeño. Lo cierto es que hubo un momento en que las cosas se salieron de control para todos, inclusive para aquellos que en el código creían. Las reservas de hidrocarburos, que algunos países se vanagloriaban con tener, se agotaron. Ocurrió el completo derretimiento de los cascos polares. Hubo una extinción de 30 mil especies de animales y vegetales en menos de un año; y la contaminación llegó al 60% de las fuentes de agua dulce. Esto llevó al peor enfrentamiento de todos. En muy poco tiempo todo se encontraba de cabeza.
La supervivencia de la especie humana se encontraba en peligro. Durante un bombardeo a la ciudad, mi mamá me dio a luz. A cambio, perdió uno de sus hermosos ojos color miel. Por suerte, los científicos del GS fueron la respuesta. Ellos se encontraban trabajando en soluciones ecológicas que aprovecharan la energía empleada para la minería de criptomonedas desde mucho antes de que las cosas comenzaran a ir mal.
El GS había construido enormes instalaciones de minería ecológica de criptomonedas alrededor del mundo. En ellas se aprovechaba el calor generado por los equipos de minería para cultivar plantas. Estas plantas filtraban el agua necesaria para criar peces y ganado. Además, se utilizaba este calor para dar calefacción a los hogares cercanos.
Las instalaciones del GS no utilizaban electricidad común. Habían sido sustituidas por paneles solares y molinos de viento. Los científicos también se encontraban trabajando en otras fuentes de energía. Como tantas personas acaudaladas estaban alrededor de Bitcoin y les interesaba la supervivencia de la tecnología, el GS poco a poco fue ayudando a más granjas mineras a adoptar su minería ecológica.
Los gobiernos fueron muy fáciles de manipular para que otorgaran inmunidad completa al GS. Aunque hubo detractores, estaban muy ocupados en lo que los historiadores llamaron “la guerra por la energía”. Los gobiernos no pudieron frenar la normalización de la minería ecológica de criptomonedas.
Entre otras cosas, el alimento producido en los GS servía para llevar ayuda humanitaria a lugares que habían sido devastados. Como no solo se minaba Bitcoin, sino otras criptomonedas que utilizaban el algoritmo de PoW, la difusión del proyecto GS sirvió para crear centros de investigación sobre todo tipo de temas, entre los que se incluía la medicina.
Lo particular del GS fue la concepción del proyecto: los miembros del GS dotaban a los mineros de las herramientas necesarias para la adaptación de las granjas y los mineros obtenían control total de las instalaciones. El GS se volvió tan importante, que desarrolló equipos de minería construidos con materiales reciclados y rápidamente destronó a los principales distribuidores de equipos del mundo.
Cuando el último bastión de los hidrocarburos cayó, el GS y la minería ecológica de Bitcoin ya habían salvado a la tierra de la completa aniquilación.
Descargo de responsabilidad: Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, acontecimientos o hechos que aparecen en la misma son producto de la imaginación del autor o bien se usan en el marco de la ficción. Cualquier parecido con personas (vivas o muertas) o hechos reales es pura coincidencia.
Imagen destacada por adcdsb / stock.adobe.com
Descargo de responsabilidad: Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, acontecimientos o hechos que aparecen en la misma son producto de la imaginación del autor o bien se usan en el marco de la ficción. Cualquier parecido con personas (vivas o muertas) o hechos reales es pura coincidencia.