Hechos clave:
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Invertí en Bitcoin en 2016, años después de ser un hodler una muerte inesperada me los arrebató.
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Pensé que tendría una oportunidad única. Como casi siempre, demasiado buena para ser real.
Se llevó mis ahorros a la tumba. Hoy soy 100 bitcoins más pobre gracias a su muerte.
Las cosas pasaron de manera extraña. Hace apenas 3 años compré 100 bitcoins. Nunca he sido de confiar mucho, pero conocí a este amigo que recién había estado en Asia, particularmente, en China y Japón, y me habló de cosas tan maravillosas. La inversión me resultaba atractiva y decidí hacerle caso. Desde hace 3 años era un hodler… Era, porque hace poco todo esto se fue al diablo.
Voy a contar las cosas como pasaron, así ustedes sabrán que, si bien me equivoqué, mi condena es demasiado elevada. Especialmente por las circunstancias funestas en las que la muerte de un extraño, alguien que en mi vida nunca he visto, ha terminado llevándose todo mi plan de ahorro, mi plan de jubilación, mis planes; todo a la tumba.
La oportunidad
Como dije, en 2016 un amigo volvió de un viaje por Asia que terminó siendo trascendental, tanto para él (que se hizo millonario) como para mí. Si bien no hice las dimensiones de su fortuna, creí que no tendría que preocuparme más por dinero.
Este amigo mío visitó varios países en su viaje, conociendo las criptomonedas de primera mano. Granjas de minería, oficinas con cientos de traders, emprendedores de todo tipo de servicios y promotores de nuevas monedas.
Esto me llamó la atención, pues si bien mi amigo me habló con especial énfasis de Bitcoin y sus potencialidades, también me contó que miles de otras criptomonedas ya estaban funcionando o estaban siendo creadas. Hasta tenían idea de crear una moneda “exclusiva para odontólogos”. Un mercado incipiente, pero prometedor.
Todo ese interés, la vivacidad de los emprendedores y las “potencialidades de blockchain” vinieron a mí a través de mi amigo, que, eso sí, solo me recomendó encarecidamente invertir en Bitcoin. “Yo sé que esto no se debe hacer, que los consejos de inversión son peligrosos, pero es tu oportunidad. No la desaproveches”.
Dicho y hecho.
Fue a principios de marzo de ese año, cuando a cambio de poco más de 42.000 dólares recibí 100 bitcoins. Mi amigo fue quien organizó toda la operación de compra y por eso quise regalarle unos dólares. No aceptó. Me dijo que si tenía paciencia, en poco más de doce meses iba a tener mucho más para regalarle. Creo que nunca estaré más agradecido con nadie.
Poco más de año y medio después, después de varias ventas y recompras de BTC (para entonces ya me había acostumbrado mucho mejor a manejar mis propios bitcoins), aún tenía los mismos 100 BTC pero había hecho una montaña de dólares. Aprendí bien. Viví todo el desarrollo de la tendencia alcista de 2017 y la disfruté como pocos.
A partir de diciembre dejó de importarme el precio de mis bitcoins. Para mí, su potencial tecnológico es suficiente garantía y pensar en las potencialidades de nuevos desarrollos como Lightning Network me hacen sentir muy optimista de cara al futuro. En 2018 apenas y moví mis bitcoins, y si bien “perdí” mucho dinero, yo ya había ganado y creí que ganaría más en breve.
La peor decisión de mi vida
Sí había comprado otros bitcoins y sí jugué en otras apuestas. Sin embargo, mi pequeño tesoro estaba en una gaveta de mi casa y, aparte de mi amigo y yo, nadie conocía de mi oro digital. Actualizaba los firmwares y softwares de mi monedero frío cada vez que era necesario, pero verdaderamente me olvidé de los 100 bitcoins.
La caída del precio me pareció una excelente oportunidad, y es que, si una vez ya estuvimos en la luna ¿cómo no tener la esperanza de volver a ella?
Así, a finales de 2018 supe de una casa de cambio que estaba operando con un esquema que incentivaba los depósitos, a fin de atraer liquidez a la plataforma. Contaba con permisos y cumplía con exigencias legales de varios de los países con estándares de cumplimiento más elevados, así que consideré que era una nueva oportunidad única. Por un mínimo de 50 BTC se obtenía acceso a un plan de apalancamiento de hasta 100x con cuotas de cobro parciales, en caso de pérdidas.
En mi caso, solo quería aprovechar la oportunidad para duplicar mis tenencias de BTC. Quería acumular 200 sin hacer mucho esfuerzo. Habían dos condiciones para esto: los bitcoins debían estar en la casa de cambio 45 días continuos y el intercambio se habilitaría en 60 días. Los fondos podían ser retirados en cualquier momento, pero la cuenta atrás para recibir los beneficios se reiniciaría.
Como dije, pude olvidarme del precio de estos bitcoins, de manera que para mí se trataba de una oportunidad para acumular más. Lo hice. Los últimos días de 2018, mientras todos lloraban las terribles pérdidas del mercado, yo me relamía ante una oportunidad única de duplicar mis bitcoins. Envié mi tesoro a la casa de cambio.
¿Quién iba a decir que la muerte de un desconocido, a miles kilómetros de mi hogar, me dejarían sin lo que había planeado guardar por años?
Así fue.
Se muere y se lleva ¡todo! a la tumba
La casa de cambio en cuestión aseguraba cumplir con todos los requerimientos para el aseguramiento y custodia de estos fondos, pero, tras la muerte de su CEO y fundador, Dan Marselles, entendí que mi fortuna y la de otros cientos de usuarios podría estar en una gaveta, como cuando yo mismo guardaba mi tesoreo, pero ahora inservible.
Marselles sencillamente no confiaba en nadie, ni en nada. Ni contratos inteligentes, ni monederos multifirma, ¿cajas fuertes? ¡un despropósito!
Al parecer, el fundador creyó que almacenar todas nuestras criptomonedas en su cerebro sería más que suficiente. Al final, toda la tecnología de custodia y los permisos ante las autoridades solo eran formalismo: ¡Marselles solo memorizó las llaves privadas!
Lo peor es que, según el resto de los empleados de la casa de cambio, solo él conocía esta información: todos esos bitcoins tan solo en la memoria de Marselles. Pocas veces una mente había valido tanto.
Así, lo casual e inesperado de su muerte terminó afectando a los cientos de usuarios que confiamos en esta oportunidad de inversión. ¿Y el resto del personal? ¿otra forma de obtener los bitcoins? ¿perdí mi tesoro?
Pues si alguien descubre cómo acceder a las llaves privadas memorizadas por alguien que murió sin dejar rastro de ellas…
Se llevó mis ahorros a la tumba. Hoy soy 100 bitcoins más pobre gracias a su muerte.
Imagen destacada por beeboys / stock.adobe.com
Descargo de responsabilidad: Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, acontecimientos o hechos que aparecen en la misma son producto de la imaginación del autor o bien se usan en el marco de la ficción. Cualquier parecido con personas (vivas o muertas) o hechos reales es pura coincidencia.
Descargo de responsabilidad: Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, acontecimientos o hechos que aparecen en la misma son producto de la imaginación del autor o bien se usan en el marco de la ficción. Cualquier parecido con personas (vivas o muertas) o hechos reales es pura coincidencia.
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