Con el pasar del tiempo las sociedades han ido involucrándose cada vez más con la tecnología, hasta el punto que la misma ha empezado a modificar la forma en que los jóvenes se educan hoy en día. Esta realidad también ha afectado a YouTube, que ha pasado de ser una plataforma para el entretenimiento a un lugar donde se puede compartir conocimiento de forma fácil e interactiva, siendo ahora uno de los métodos más difundidos por la web para la enseñanza y una importante posibilidad educativa.
No obstante, no todos los gobiernos financian la difusión del conocimiento de manera masiva y gratuita en Internet; situación que ha sufrido recientemente la Universidad de Berkeley de California, en Estados Unidos. El Departamento de Justicia estadounidense declaró que 20.000 vídeos educativos subidos a YouTube por la institución universitaria violaban el artículo II de la acta de americanos con discapacidad, puesto que los mismos no poseían subtítulos para personas sordo-mudas.
Al mejor estilo de la novela distópica Fahrenheit 451, The Washington Times aseguró que las autoridades universitarias fueron exhortadas a subtitular todos los vídeos publicados o lo mismos debían ser borrados de la web y distribuidos de forma privada tan sólo a los estudiantes de la institución. Condición que llevó a la comunidad educativa, debido a los altos costos de la modificación audiovisual y de la negativa gubernamental de financiar los mismos, a decidir remover definitivamente todo el material de Internet.
Sin embargo, las cosas no se quedaron allí: la medida fue considera totalmente injusta y esto desembocó en una iniciativa que hizo posible que los 20.000 vídeos fuesen salvados y compartidos por medio de la plataforma blockchain de LBRY.
LBRY, según sus fundadores y usuarios, es una plataforma blockchain que puede trabajar de la misma manera que YouTube, es decir, compartiendo material informativo entre usuarios del mismo sistema. LBRY vendría siendo una librería descentralizada que, además de funcionar como mercado para todo tipo de obras creativas, puede ayudar a distribuir el conocimiento universal que ha sido «indicado como ilegal o inapropiado por las entidades gubernamentales»; en un indudable movimiento de desobediencia civil que ha registrado, almacenado, reproducido y protegido todo este contenido en formato criptográfico.
En una entrevista Reilly Smith, representante y enlace de contenidos de LBRY, explicó que cualquier persona podrá subir material a la librería descentralizada descargando el software de esta blockchain, así como también puede tener acceso a cualquier contenido que haya sido compartido por otro usuario. A su vez, LBRY no es sólo una biblioteca de almacenamiento, sino también combina las capacidades monetarias de blockchain con su propia criptomoneda, los LBRY Credits.
Smith explica que cada fragmento del material subido por los usuarios es equivalente a la función de los nodos completos de la blockchain de Bitcoin, siendo esta la manera en que se conforma el sistema:
La blockchain es la base de datos para todo el contenido en la red. El URI (Identificador de recursos uniforme de la red) y los metadados asociados están almacenados en ella. Así que, cuando quieres encontrar algunos o transmitir algo, lo encuentras en la blockchain y extraes la información relevante, que a su vez le permite, (1) pagar al editor – o no si es gratis, como un montón de cosas -, y (2) iniciar de este modo la reproducción en una experiencia parecida a YouTube.
Reilly Smith
Curador
Smith asegura que LBRY cumple dos funciones: ayudar a las personas a ganar dinero de manera pasiva y permitir que ningún contenido informativo sea perdido o borrado para siempre de la web, concretando una iniciativa social y educativa de gran atractivo. Por ahora, la versión beta de LBRY sobrepasa los 5.000 usuarios, y sus colaboradores consideran que seguirá creciendo a través del tiempo por los beneficios que ofrece.
La desaparición forzada del conocimiento es una práctica que se viene dando en la historia de la humanidad desde la quema de la biblioteca de Alejandría, la Inquisición en la Edad Media y la revolución cultural en la China de Mao Tse Tung. Episodios que ejemplificaron la incineración del conocimiento en pro de aniquilar a los adversarios y domesticar al pueblo, son costos equivalentes a la información manejada por el poder de forma centralizada.
Ante este tipo de amenazas, la tecnología blockchain podría convertirse, gracias a iniciativas como esta, en una herramienta social que salvaguarde y distribuya el conocimiento enfrentándose a los modelos de corte totalitarista, permitiendo de esta manera que todas las personas alrededor del mundo puedan tener acceso libre a cualquier tipo de información pública, sin restricciones.
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