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Sostiene que su compromiso es total, revelando que el propio presidente Bukele se mudó a la zona.
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Menciona obras en marcha como el nuevo aeropuerto y una planta geotérmica para la futura ciudad.
«El Fondo Monetario Internacional (FMI) miente». La afirmación es tan rotunda como el hombre que la pronuncia. Se trata de Corbin Keegan, un bitcoiner norteamericano que dejó todo para convertirse en el primer habitante de una iniciativa que muchos consideran una fantasía, como lo es la Bitcoin City de El Salvador, el megaproyecto prometido hace cuatro años, en 2021, por el presidente de El Salvador, Nayib Bukele.
Keegan respondió cuando CriptoNoticias consultó sobre su opinión respecto a la promesa del presidente salvadoreño. Esto después de que el FMI sugiriera que las compras de bitcoin (BTC) del país no son más que un espejismo, algo que para el bitcoiner norteamericano resultan «noticias falsas» y parte de una «guerra de desinformación» destinada a desacreditar la apuesta de Bukele.
En comunicaciones exclusivas, Keegan afirmó no dudar de las compras de BTC por parte del gobierno. «El FMI miente. Nunca se debe confiar en ellos», dijo de manera tajante. «Esto es FUD (miedo, incertidumbre y duda) o desinformación. Están atacando a El Salvador con una guerra de información».
«Cualquiera en la comunidad bitcoin puede verificar que la billetera de El Salvador existe. Esa es la belleza y la importancia de Bitcoin», explicó, aludiendo a la transparencia de la cadena de la red.
Hay avances tangibles de Bitcoin City, según Keegan
Keegan también ofreció una perspectiva de primera mano sobre los avances que, según él, confirman que la ciudad bitcoiner se pondrá en marcha en El Salvador. Más allá de la defensa ideológica, fundamenta su optimismo en observaciones concretas sobre el terreno.
Para él, la prueba definitiva del compromiso del presidente Bukele es personal y directa: «Sé que planea cumplir su palabra porque se mudó al lado de mi casa. Es mi vecino en Playa Blanca. Él sabe que la zona será grandiosa».
Esta revelación se suma a una lista de avances que, según el pionero de la Bitcoin City, son innegables. «El nuevo aeropuerto cerca de mí está en construcción. La planta de energía geotérmica comenzará a construirse pronto. Veo y me encuentro con el diputado William Soriano todo el tiempo, trabajando localmente», detalló Keegan, pintando un cuadro de actividad gubernamental constante en la región.
La afirmación de Keegan sobre su nuevo «vecino» presidencial parece encontrar eco en publicaciones periodísticas recientes. Una investigación conjunta publicada en abril por varios medios locales, documentó que el presidente Bukele adquirió en septiembre de 2024 un terreno valorado en un millón de dólares en la playa El Flor.
La compra de un terreno por parte de Bukele en una zona costera, aunque en Sonsonate y no en Conchagua, es vista por algunos bitcoiner como una señal de su compromiso con el desarrollo de regiones estratégicas del país.
Por estos motivos, Keegan mantiene su confianza en el proyecto y considera que la controvertida reforma constitucional forma parte de este movimiento. Según lo que cree, la controvertida reforma constitucional, que permitió la reelección de Bukele, asegura la finalización de la Bitcoin City y demás proyectos relacionados con la moneda digital.
«Creo que por eso cambió la Constitución, para darse más tiempo. La mayor preocupación sobre Bitcoin City era que no tuviera tiempo suficiente y que el país pudiera retroceder sin él. Ahora es el momento de continuar con aún más progreso».
Keegan Corbin, primer habitante de la Bitcoin City.
La perspectiva de Keegan trasciende la construcción de una ciudad. Refleja la filosofía central del movimiento bitcoiner, que ve a la creación de Satoshi Nakamoto como un antídoto contra el sistema financiero tradicional, encarnado por instituciones como el FMI.
«Los días del FMI están contados. Cuanto más sube bitcoin, menos relevantes se vuelven el FMI y el dólar. Han endeudado y dañado a muchas naciones en todo el mundo. Lo bueno es que bitcoin arregla eso», agregó.
«Minando fíat», mientras llega el sueño bitcoiner
A pesar de su fe inquebrantable, Keegan no se encuentra actualmente en El Salvador. «Estoy en Chicago temporalmente para ‘minar algo de fiat’ (ganar dinero tradicional) y así poder ‘apilar más sats’ (acumular más satoshis, la unidad de cuenta más pequeña de un bitcoin)», explicó, demostrando su total inmersión en la cultura en torno a la moneda digital.
Su plan es regresar después de la temporada de lluvias, coincidiendo con lo que predice será un auge para bitcoin, con un precio que, en su opinión, superará el millón de dólares por moneda a principios del próximo año.
Este viaje a Chicago no es un hecho aislado, sino parte de un ciclo de idas y venidas que ha marcado su odisea salvadoreña. Atraído en 2021 por la promesa de una ciudad libre de impuestos y basada en bitcoin, Keegan se enfrentó a una realidad más austera, marcada por la falta de avances iniciales en el proyecto.
En lugar de la metrópolis futurista, construyó su propia vivienda modesta cerca de la zona del proyecto y subsistió con actividades como la pesca y la construcción, ganando unos 20 dólares al día. Esta experiencia, documentada previamente por medios como CriptoNoticias, demuestra que su rol de «pionero» ha sido menos glamuroso y mucho más un ejercicio de fe y supervivencia.
No obstante, la espera ha sido el principal obstáculo. Esto se debe principalemente a que la construcción de Bitcoin City depende de la emisión de los «Bonos Volcán», un vehículo de inversión de mil millones de dólares que, a pesar de tener un marco legal aprobado, aún no se ha materializado. Este retraso en la financiación es la razón fundamental por la que no se ha movido ni una piedra en el terreno.
Por ello, Keegan considera que sus viajes temporales, como el actual para «minar fíat», forman parte de una estrategia para sostener su sueño mientras el proyecto gubernamental supera sus obstáculos.