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En EE. UU., Trump cortejó a bitcoiners con promesas de desregulación para ganar su voto.
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En El Salvador, Bukele usa bitcoin para proyectar innovación, inspirando a entusiastas globales.
La creciente influencia de la comunidad que gira en torno a bitcoin (BTC) comienza a redefinir el panorama político global, según el análisis de Álvaro de María, director de los programas de posgrado y máster en Bitcoin de la Universidad de las Hespérides, en España. En su diálogo como invitado al podcast conducido por el economista Juan Ramón Rallo, De María argumentó que el poder económico y la convicción ideológica de este grupo están obligando a los candidatos a posicionarse públicamente sobre la moneda digital, incluso iniciando sus campañas en conferencias especializadas.
Allí D. Maria señaló que «la tiranía de la minoría bitcoiner está cambiando el rumbo de las campañas electorales».
Con «tiranía de la minoría», él hizo referencia a una comunidad relativamente pequeña pero extremadamente comprometida y vocal que está ejerciendo una influencia desproporcionada en la agenda política. «Candidatos a la presidencia de Estados Unidos como Donald Trump, Vivek Ramaswamy o Robert F. Kennedy Jr. han iniciado sus campañas en conferencias sobre Bitcoin. Esto era impensable hace pocos años», señaló en su análisis.
La visión de D. María va más allá de lo electoral y se adentra en la geopolítica. Afirma que los países que adopten bitcoin ganarán una ventaja competitiva significativa. «Los estados que comprendan y adopten bitcoin podrán atraer más capital, talento e inversión. Aquellos que se queden fuera sufrirán una devaluación relativa de sus monedas y economías», explicó durante el diálogo.
De María identificó un claro contraste geopolítico al señalar que mientras Estados Unidos está abrazando abiertamente el ecosistema Bitcoin, China y sus aliados permanecen mayormente al margen. Esta diferencia, argumenta, podría tener implicaciones significativas en la lucha por la hegemonía global. «Estados Unidos tiene la ventaja de una sociedad que cuestiona la autoridad y fomenta la innovación. Bitcoin encaja perfectamente en esa cultura», afirmó.
Durante su conversación citó el caso de El Salvador como ejemplo de cómo la adopción de bitcoin puede transformar la percepción internacional de un país. «El Salvador ha mejorado significativamente su seguridad y está atrayendo atención global positiva gracias a su apuesta por bitcoin», destacó De María.
Para De María, bitcoin representa algo más que una oportunidad de inversión: «Es la primera vez en la historia que tenemos una propiedad absoluta que no depende de terceros. Esto cambia completamente nuestra relación con el Estado y con el concepto mismo de propiedad». Esta revolución conceptual. concluyó, es lo que últimamente está impulsando su influencia en el ámbito político y geopolítico.
¿Populismo o progreso?: Las sombras de la adopción política
Sin embargo, no todos ven el acercamiento de los políticos hacia bitcoin como una verdadera ventaja para el ecosistema. Para otros, como el columnista de CriptoNoticias Leopoldo Bebchuk, el discurso pro-Bitcoin de Donald Trump es «populismo exacerbado» diseñado para captar votos, señalando que sus promesas de desregulación y reservas de bitcoin carecen de sustancia técnica.
En el caso de El Salvador, aunque la adopción de bitcoin atrajo atención global, el FMI presionó al país para revertir su estatus como moneda de curso legal en 2024, lo que evidencia cómo las agendas políticas internacionales pueden limitar las ambiciones de los bitcoiners.
Para los usuarios de bitcoin, queda claro que influenciar las campañas electorales es tanto una oportunidad como una trampa potencial. Eso es porque la adopción institucional que tanto celebran podría transformar a bitcoin en una mera «reserva de valor» controlada por estados y corporaciones, despojándolo de su esencia descentralizada. Como advierte un artículo de CriptoNoticias, «el fanatismo, incluso cuando se disfraza de esperanza, es el terreno fértil donde germinan las peores traiciones».
Después de todo, como señaló Álvaro D. María, la «tiranía de la minoría bitcoiner» está, sin duda, cambiando el rumbo de las campañas electorales, obligando a los políticos a prestar atención a un movimiento que combina tecnología, economía y filosofía. Sin embargo, esta influencia viene con la advertencia de que la comunidad bitcoiner debe navegar con cuidado en un terreno donde los intereses políticos y económicos pueden distorsionar los ideales de Bitcoin.