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Zschach defendió estándares globales por encima de redes privadas como la XRP Ledger de Ripple.
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Ripple estaría llegando al final de su conflicto legal con la SEC de Estados Unidos.
«Sobrevivir a demandas no es resiliencia. La gobernanza compartida y neutral sí lo es. Las instituciones no quieren operar sobre la infraestructura de un competidor». Con esa sentencia, Tom Zschach, director de innovación de la red de pagos Swift, criticó a Ripple y a su modelo de gobernanza.
En una publicación en LinkedIn del 28 de agosto, Zschach respondió de ese modo a un comentario que elogiaba a Ripple y su criptomoneda, XRP, como ejemplo de resistencia tras casi cinco años de litigios regulatorios con la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) de Estados Unidos.
De acuerdo con la persona que abogó en favor de Ripple, esta compañía habría demostrado «resiliencia como ninguna otra» frente a los cuestionamientos legales, a la vez que destacó su trabajo conjunto con reguladores en distintas jurisdicciones para promover innovación en los pagos transfronterizos.
El directivo de Swift no solo relativizó esa visión, sino que además subrayó la importancia de que el sistema financiero global se organice sobre «estándares compartidos que no dependan del balance de una sola empresa»
Según Zschach, el cumplimiento normativo no debe estar condicionado por la persuasión de un actor individual hacia los reguladores, sino por consensos en toda la industria.
Las cadenas públicas y su lugar en las finanzas
Las declaraciones de Zschach ocurrieron en el marco de un análisis más amplio sobre las redes públicas de criptomonedas.
El ejecutivo reconoció que «las blockchains públicas y abiertas se han vuelto demasiado grandes como para que las finanzas las ignoren». Entre sus posibles aplicaciones destacó bonos tokenizados del Tesoro, colateral en cadena y pagos internacionales con liquidación efectiva.
Sin embargo, advirtió que suele cometerse un error al asumir que «la cadena pública en sí misma es la solución». En sus palabras: «No lo es. Es ejecución bruta: código determinista, escala global, disponibilidad y rieles programables. Muy potente, sí. Pero sin exigibilidad legal, cumplimiento normativo y privacidad, es solo un motor veloz sin cabina de mando».
La crítica de Zschach apunta a un debate de fondo en el ecosistema: la tensión entre proyectos como Ripple, que promueven soluciones privadas y centralizadas de pagos sobre redes de criptomonedas, frente a propuestas basadas en redes públicas, que ofrecen apertura y descentralización, pero carecen de gobernanza clara y marcos regulatorios definidos.
Ripple ha diseñado su red nativa, la XRP Ledger (XRPL), con el fin de que esta tecnología pueda transformar los pagos internacionales mediante el uso de XRP como puente entre monedas fiduciarias.
Sin embargo, su enfrentamiento con la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC), que la acusó de vender valores no registrados, marcó un largo proceso judicial que, aunque pareciera estar llegando a su final, todavía genera incertidumbre sobre su modelo de negocio.
La visión de Zschach promueve protocolos abiertos y estándares globales, pero siempre dentro de marcos de gobernanza colectiva y cumplimiento legal estricto.
El contrapunto con Ripple revela que, más allá de los avances técnicos, el futuro de las finanzas digitales dependerá, entre otras cosas, de resolver cómo equilibrar innovación, regulación y gobernanza.