-
Para Livingston, Schiff "pule su metal como si estuviera en 1694".
-
El CEO de Euro Pacific Capital es un ferviente defensor del oro y un crítico contundente de bitcoin.
Un nuevo debate ha encendido las redes sociales, enfrentando una vez más a dos protagonistas del mundo financiero: el oro y bitcoin (BTC). Todo comenzó cuando Peter Schiff, crítico habitual de las criptomonedas, destacó el reciente repunte en el precio del metal precioso. Sin embargo, sus declaraciones no pasaron desapercibidas.
«El oro ha superado firmemente los 3.400 dólares… la plata también está en su punto más alto desde 2012», escribió Schiff, advirtiendo además que, a pesar del optimismo, los inversores todavía temen una caída del mercado.
No obstante, la respuesta no tardó en llegar. Adam Livingston, escritor especializado en bitcoin, respondió con una metáfora cargada de ironía, sugiriendo que el CEO de Euro Pacific Capital se encuentra viviendo en el pasado.
«Estás presumiendo del oro como un abuelo que muestra su nuevo teléfono con tapita a chicos que minan sats desde satélites», remarcó. «El oro es un caballo en un mundo de cohetes… Bitcoin es luz monetaria con marca de tiempo que viaja a 186.000 millas por segundo, y tú todavía estás puliendo tu metal como si fuera 1694…».
Este cruce va mucho más allá del humor y resume una discusión de fondo. Durante siglos, el oro ha sido un refugio de valor confiable: tangible, escaso y resistente al paso del tiempo. Ha sobrevivido guerras, crisis y siglos de evolución. Es reconocible globalmente, no depende de tecnología y ha sido utilizado como reserva de valor por civilizaciones enteras.
No obstante, bitcoin representa la evolución digital de ese mismo concepto, ya que también es escaso, y resulta infinitamente más fácil de transferir, almacenar y auditar.
A diferencia del oro, que exige una logística compleja para su transporte y resguardo, bitcoin puede moverse por la red en cuestión de segundos, fraccionarse sin restricciones y mantenerse bajo control personal con tan solo una frase de recuperación.
Pero quizá la diferencia más profunda esté en la emisión. Bitcoin tiene un límite absoluto y conocido: nunca existirán más de 21 millones. Esa escasez está programada desde su origen y es inalterable, sin importar decisiones políticas o condiciones de mercado. En cambio, con el oro no hay certezas: nadie sabe con exactitud cuánto queda por extraer ni cuánto podría descubrirse en el futuro.
Peter Schiff y su defensa de una venta polémica
Vale destacar que Schiff, acérrimo crítico de bitcoin, en las últimas horas había celebrado que el Reino Unido esté considerando vender 5.000 millones de libras en BTC incautado a criminales, sugiriendo que ese dinero podría ayudar a cubrir el déficit fiscal británico.
«Tal vez esta vez hagan algo bien», escribió con ironía, e incluso expresó su deseo de que Estados Unidos no adquiera esos bitcoins para su reserva estratégica, y que en lugar de ello los compre Michael Saylor, el líder de Strategy. La respuesta no tardó en llegar: «¿Y cómo le fue a Alemania con eso?», le replicaron en los comentarios.
La referencia, por supuesto, apunta a un episodio controvertido de 2024. Como reportó CriptoNoticias, a principios de ese año el gobierno alemán incautó cerca de 50.000 BTC, pero en lugar de conservarlos optó por liquidarlos rápidamente a un precio promedio de 58.000 dólares por unidad.
Hoy, con bitcoin cotizando por encima de los 117.000 dólares, esa decisión parece haber sido un error colosal: Alemania perdió la oportunidad de duplicar sus ingresos, dejando sobre la mesa más de 3.000 millones de dólares.
Lo cierto es que Schiff defendió la venta, alegando que «Alemania terminará pareciendo inteligente cuando el precio de bitcoin esté muy por debajo de donde vendieron».
No obstante, los hechos parecen contradecirlo: el precio de BTC no solo se duplicó desde entonces, sino que rompió máximos históricos, mientras países como El Salvador, con una estrategia de acumulación sostenida, se fortalecen frente a la volatilidad.