-
El analista cree que los bitcoiners tienen la obligación de forjar a los nuevos líderes del sector.
-
Algunos usuarios creen que quienes no prestaron atención desde el principio deberían ser ignorados.
El analista y maximalista de bitcoin (BTC) Adam O’Brien recientemente expresó que la idea de que «cada quien obtiene bitcoin al precio que merece» no representa los valores del activo, sino una mera actitud de arrogancia.
Y es que, a juicio de O’Brien, «bitcoin no es un trofeo reservado para la élite», sino una esperanza abierta a cualquiera que esté dispuesto a aprender. Por eso, cree que quienes ya comprenden sus fundamentos tienen la responsabilidad de acompañar y formar a la próxima generación de líderes en el espacio, en lugar de jactarse de haber llegado antes.
Si bien O’Brien subraya la importancia de recibir apoyo al momento de educarse sobre bitcoin, es necesario destacar que también se requiere iniciativa y la comprensión de que esta tecnología no consiste en repetir lo que dicen los conocidos o las voces con credenciales académicas.
Además, es peligroso que quienes ya poseen el conocimiento lo reserven para sí mismos o, peor aún, se burlen de quienes recién comienzan. Esa actitud no hace más que frenar el desarrollo de una comunidad que nació con pleno sentimiento de colaboración y aprendizaje compartido.
En este punto vale recordar las palabras de Rodolfo Andragnes, fundador de la ONG Bitcoin Argentina, quien, como publicó CriptoNoticias, señaló que comprender Bitcoin es un proceso que con el tiempo se volverá cada vez más accesible.
También recordó que los títulos académicos no garantizan la humildad para entender sobre BTC, y subrayó que lo único que bitcoin necesita es tiempo para ser asimilado, tanto a nivel individual como social. Su mensaje, entre otras cosas, refuerza la idea de que, aunque contar con ayuda es valioso, el esfuerzo más importante siempre debe partir de cada persona.
Lo cierto es que las palabras del analista no pasaron inadvertidas. Algunos usuarios señalaron que, en cierto sentido, sí existe una justicia implícita en el precio que cada quien paga por bitcoin, especialmente para quienes, por ambición, repiten los mismos errores especulativos. O’Brien respondió matizando sus palabras iniciales, aclarando que el problema no es tanto la frase en sí, sino la arrogancia con la que suele emplearse.
Otros argumentaron que el propio comentario de O’Brien confirma la idea de que, si existen personas inteligentes sobre el tema, es porque compraron BTC al precio que merecen. Ante esto, el analista reiteró que no niega que cada persona compre a determinado precio según sus decisiones, sino que rechaza la soberbia de quienes se burlan de los rezagados.
Sin embargo, el usuario en cuestión respondió que «no hay arrogancia en la simple descripción de la realidad», afirmando que una cosa es juzgar y otra distinta hacer una mera explicación de un acontecimiento.
Incluso hubo quienes, utilizando referencias bíblicas, defendieron la idea de que los primeros en confiar en un sector incipiente merecen una recompensa por ello, ya que en un principio siempre hay más escepticos que se niegan a escuchar. «Les dijimos ‘compren bitcoin’ y nos escupieron en la cara, se burlaron de nosotros y nos ridiculizaron. ¿Sabes que Noé construyó un arca y su culpa fue absuelta porque advirtió a quienes no lo escucharon?».
Frente a esa visión, O’Brien fue claro y directo: «Noé no se burló de nadie desde el arca», ejemplificando que, aunque uno tenga la razón y las pruebas para demostrarlo, nunca se debe menospreciar ni humillar a los demás.
El mensaje de Adam va más allá de precios o ganancias: se trata de una filosofía basada en el respeto hacia quienes comienzan. Entender y adoptar bitcoin y criptomonedas implica esfuerzo personal y la disposición a compartir conocimientos. Si los bitcoiners hubieran levantado una aduana para excluir a quienes creen no ser dignos de la creación de Satoshi, los hitos alcanzados por BTC nunca habrían sido posibles.