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										Visa y Mastercard tienen iniciativas para el uso de stablecoins.
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										Regulaciones en EE. UU. abren el camino de las empresas hacia los criptoactivos.
La integración de bitcoin (BTC) y las criptomonedas por parte de las corporaciones financieras tradicionales ha pasado de ser una excentricidad a convertirse en un movimiento estratégico esencial. Gigantes globales de los pagos y remesas como Mastercard, Visa y Western Union aceleran la exploración y el desarrollo de herramientas financieras basadas en redes de criptomonedas.
Este es un cambio de paradigma notable si se considera la postura escéptica, e incluso hostil, que algunas entidades del sistema tradicional mantuvieron durante años hacia las monedas digitales.
La fiebre de la integración se manifiesta en una serie de movimientos de alto perfil. Mastercard, por ejemplo, se encuentra en negociaciones para adquirir Zerohash, una compañía especializada en el desarrollo de infraestructura para la gestión de stablecoins y criptomonedas.
Además, Mastercard, junto a entidades como Citi, Deutsche Bank, Santander y Fidelity, participa en un proyecto denominado Prividiums, liderado por Matter Labs (principal contribuyente de la red de segunda capa de Ethereum, ZKsync), con el fin de integrar a grandes instituciones financieras a una nueva arquitectura sobre la red Ethereum.
En el caso de Visa, informó esta semana que está trabajando en añadir compatibilidad con cuatro stablecoins que operan en cuatro redes distintas. Esta futura expansión permite a la empresa aceptar y convertir estos activos digitales a más de 25 monedas fíat, sugiriendo un uso real y activo por parte de los consumidores más allá de la simple función de infraestructura financiera.
Por su parte, Western Union planea lanzar su propia stablecoin vinculada al dólar estadounidense. El nuevo activo digital, denominado U.S. Dollar Payment Token (USDPT), será emitido en la red Solana en asociación con Anchorage Digital Bank, una entidad con estatuto de banco federal en Estados Unidos.
Reducción de costos y el imperativo de la competencia
La acelerada adopción de activos digitales por parte del sector tradicional obedece a una confluencia de factores económicos y geopolíticos. Una de las causas principales es la reducción de costos operativos, particularmente en el ámbito de las remesas y los pagos transfronterizos.
Las stablecoins, por su naturaleza digital y la eficiencia de las redes descentralizadas, permiten liquidaciones casi instantáneas y a una fracción del costo que suponen los sistemas de transferencia tradicionales.
«El riesgo que persiguen [las empresas tradicionales] es el de perder cuota de mercado porque, a pesar de que no estén integrando soluciones con monedas digitales, las soluciones del sector por lo general significan abaratamiento en costos de transacción, abaratamiento en costos intermediarios, abaratamiento en costos de operación», comentó a CriptoNoticias el economista venezolano Daniel Arráez, especializado en bitcoin y criptomonedas.
 
Arráez pone en contexto que en el mercado de remesas, los ahorros por usar stablecoins versus mecanismos tradicionales, por ejemplo, entre Argentina y Brasil ronda entre el 40% y el 60%, un margen de ventaja que se traduce en un mercado completamente nuevo.
Las regulaciones en EE.UU. impulsan el uso de las criptomonedas
Otro factor crucial es el de la tendencia general del mercado y la regulación. La necesidad de no quedarse fuera de una industria cada vez más popular impulsa a estas empresas a «ponerse la bandera» de los activos digitales para no perder usuarios.
Arráez también señala al cambio de política regulatoria en Estados Unidos, con la perspectiva de que la nación busque posicionarse como la capital mundial de las criptomonedas, como lo ha dicho su presidente Donald Trump.
Un ejemplo claro de este cambio de política fue la aprobación de la Ley GENIUS (Guiding and Establishing National Innovation for U.S. Stablecoin) en Estados Unidos el pasado julio. Esta normativa establece reglas claras para las stablecoins que mantienen el mismo precio que el dólar estadounidense, exigiendo que estén respaldadas por activos líquidos, incluyendo efectivo y bonos del Tesoro a corto plazo.
 
Además, obliga a los emisores a publicar regularmente detalles sobre la composición de sus reservas, introduciendo medidas contra el lavado de dinero y otros riesgos asociados con el uso de estas monedas digitales. De esta manera, la ley busca impulsar la seguridad y uso de estos activos que refuerzan el dominio del dólar a nivel global, un marco regulatorio que da confianza a las grandes corporaciones para incursionar en el sector.
La estabilidad como vehículo de adopción de las stablecoins
Un punto central en la estrategia de estas grandes corporaciones es el enfoque en las stablecoins. Arráez resalta que este tipo de activo digital elimina el «factor de volatilidad» inherente a bitcoin y las criptomonedas.
Mientras que los mercados internacionales pueden fluctuar, el uso de stablecoins se traduce en que «mantienes valor en el tiempo y, para el usuario final o el usuario institucional, este resguardo de valor representa una ventaja para aquellos que no quieran incurrir en los mercados especulativos», agregó.
La incursión de los gigantes de las finanzas en el territorio de los activos digitales tiene un doble efecto: genera un mercado más amplio y, simultáneamente, limita las pérdidas de usuarios que estas corporaciones podrían enfrentar si el ecosistema digital lograra desplazar al sistema tradicional. Al final, la necesidad de reducir costos operativos y el imperativo de la competencia global, está marcando una nueva fase en la interconexión entre las finanzas tradicionales y las criptomonedas.
 
			 
 

 
 
 
                                             
 
                     
                    