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Empresas petroleras ya lo usan para pagar salarios, solucionando problemas logísticos.
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PDVSA usa USDT para evadir sanciones, mientras el BCV inyecta menos divisas al mercado.
La dinámica económica venezolana, marcada por la búsqueda constante de estabilidad y mecanismos eficientes para el acceso a divisas, está girando hacia un nuevo protagonista, la stablecoin de Tether, USDT. Informes señalan que este criptoactivo, que mantiene paridad uno a uno con el dólar estadounidense, está emergiendo como una herramienta clave en la estrategia financiera del Banco Central de Venezuela (BCV), especialmente para el pago a empresas privadas y las transacciones relacionadas con operaciones petroleras.
Según una nota de Reuters del 3 de septiembre, el gobierno venezolano ha incrementado el uso de USDT para facilitar el cambio de divisas en el sector privado. Esta medida responde a la reducción de ingresos petroleros, agravada por restricciones como la reciente licencia limitada otorgada a Chevron por el Departamento del Tesoro de EE.UU., que prohíbe pagos directos al gobierno venezolano.
El uso de USDT, que comenzó a ganar tracción en junio, permite a empresas privadas intercambiar bolívares por esta moneda digital a través de bancos autorizados, siempre que cuenten con billeteras digitales aprobadas por las autoridades.
De acuerdo con Ecoanalítica, en julio se vendieron aproximadamente 119 millones de dólares en criptomonedas al sector privado, mientras BCV inyectó un 14% menos de dólares y euros al mercado cambiario en los primeros siete meses de 2025, comparado con el año anterior.
Este escenario ha obligado a la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) a trasladar parte de sus ventas de petróleo a USDT, una práctica que, según fuentes anónimas consultadas por Reuters, se intensificó desde el año pasado.
Una transformación financiera en Venezuela
El economista Asdrúbal Oliveros, consultado sobre la reciente noticia de que el BCV explora el uso de USDT para asignaciones a empresas, describe este movimiento como una “profunda transformación” en la arquitectura financiera de Venezuela. Como él lo ve, toda esta tendencia está impulsada por la necesidad, las sanciones internacionales y un cambio de paradigma global hacia los activos digitales.
Añadió que el movimiento que se está produciendo en la actualidad en Venezuela es similar a la dolarización espontánea que vivió el país hace años. Ahora, comentó, el estado, al recibir pagos petroleros en USDT, se ve obligado a crear canales para inyectar divisas digitales en la economía.
Con ello, la stablecoin USDT deja de ser un refugio para ahorristas individuales y se convierte en un vehículo corporativo y estatal, tal como lo apuntó Oliveros.
La elección de USDT no es casual. Oliveros destaca sus ventajas operativas en un contexto de restricciones. Esto se debe a que las transacciones son más rápidas que las realizadas a través de la banca tradicional, pasando de días a segundos o minutos. Además, las comisiones son menores, evitando los altos costos de transferencias internacionales.
Estas ventajas, entre otras, están convirtiendo a la criptomoneda estable en una opción atractiva, tanto para empresas como para el ciudadano común, como mecanismo de ahorro y protección ante la devaluación del bolívar. Esto especialmente para quienes enfrentan barreras para abrir cuentas en divisas en el extranjero, ya que USDT permite realizar transacciones internacionales sin depender de bancos foráneos.
El fenómeno ya está en la nómina de los venezolanos
La teoría sobre la introducción de USDT en la economía venezolana se materializa en la práctica. Orlando Sevilla, educador en finanzas digitales, confirmó a CriptoNoticias que este ecosistema ya es una realidad operativa para empresas.
Sevilla revela que empresas petroleras que operan en el oriente venezolano, pero llevan su administración fuera del estado, enfrentan el obstáculo de que no pueden pagar en divisas físicas a sus empleados en la región. La solución encontrada, por ellos, ha sido la stablecoin de Tether.
«Ellos [las empresas de servicios petroleros] han decidido pagarle en USDT a los empleados, ya que la operación con dólares o euros se ha hecho más difícil porque tendrían que poner a las empresas que operan aquí a cambiar en divisas para pagar cuando ellos mismos están recibiendo pagos con criptomonedas», explicó.
Este caso evidencia una adopción forzada por necesidad logística, que requiere toda una estructura de educación financiera paralela. El propio Sevilla coordina charlas y asistencia para que los empleados aprendan a abrir monederos digitales y a manejar sus pagos en activos digitales para sus transacciones cotidianas, sentando las bases de una fuerza laboral que se bancariza, en primer orden con activos digitales.
Un camino lleno de complejidades
Este camino hacia la adopción de stablecoins en Venezuela, sin embargo, está lleno de complejidades que van más allá de la simple compraventa. Como advierte el economista Oliveros, la incorporación de USDT a gran escala para empresas plantea desafíos significativos en términos legales, contables y de cumplimiento normativo.
Surgen interrogantes sobre cómo auditar estas operaciones y, aún más importante, cómo convertir masivamente USDT en dólares bancarios sin generar alertas en las instituciones financieras internacionales, agregó.
«El verdadero reto no radica en poseer USDT, sino en transformarlo en dólares líquidos en una cuenta bancaria sin que la operación sea rechazada, lo que requiere una gestión cuidadosa y estrategias claras para evitar obstáculos».
Asdrúbal Oliveros, economista venezolano.
Estos desafíos no solo afectan a las empresas, sino que también reflejan dinámicas más amplias en el sistema financiero venezolano y global. Por lo tanto, la posible jugada del BCV con USDT refleja un sistema financiero global fracturado. A su vez, evidencia la búsqueda de Venezuela por insertarse en él mediante cualquier medio disponible.
No se trata de fe en los activos digitales, sino de una evaluación pragmática de riesgos y oportunidades en un panorama sin opciones ideales, apuntó el economista.
De acuerdo con lo señalado por Oliveros, lejos de ser una solución mágica, es la materialización de una nueva y compleja realidad financiera que empresas y ciudadanos deberán navegar con cautela, información y asesoría especializada. Las dudas no apuntan sobre si se están usando stablecoins en Venezuela, sino cómo se adoptará y auditará en esta nueva capa de la economía venezolana.
Después de todo, es de recordar que este movimiento tiene un precedente directo y de alto riesgo. En abril de 2024, Tether anunció que congelaría las billeteras vinculadas a entidades sancionadas. La medida fue una respuesta directa a un informe de Reuters que señalaba que PDVSA, la petrolera estatal del país, había estado trasladando sus ventas de petróleo y gasolina a USDT desde 2023 para evadir sanciones de EE. UU. y evitar que sus fondos fueran congelados en cuentas bancarias extranjeras.
Además, un masivo escándalo de corrupción en 2023 ya había vinculado pagos en criptomonedas con 21.000 millones de dólares en ingresos no contabilizados por exportaciones de petróleo, manchando de origen la percepción de estas operaciones. Todo esto aún deja dudas sobre los criterios de regulación de la Superintendencia Nacional de Criptoactivos (Sunacrip), el máximo regulador del sector y que aparentemente sigue intervenido.