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Su modelo, inspirado en Europa, busca atraer a grandes empresas tecnológicas.
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Este plan se apoya en una comunidad local unida y pujante que impulsa la adopción desde la base.
Uruguay diseña su ruta para abrazar la economía digital que resuena en toda Latinoamérica. No es el camino disruptivo y de alto voltaje que eligió El Salvador hace cuatro años, sino una construcción metódica basada en la estabilidad y la seguridad jurídica.
La reciente edición del Blockchain Summit Global en Montevideo confirmó esta estrategia. Dejó claro que el país no busca competir, sino liderar en sus propios términos, atrayendo un perfil de inversión que valorla regulación. A diferencia del disruptivo modelo de El Salvador, limitado por restricciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y baja adopción, Uruguay apuesta por la estabilidad.
El epicentro del debate en el evento que reunió a la comunidad en la capital uruguaya fue la regulación. En un panel que reunió a figuras clave del Banco Central del Uruguay (BCU) y abogados, el mensaje fue unánime al señalar que Uruguay está en una fase de maduración regulatoria, y lo está haciendo con una precisión quirúrgica.
El movimiento más significativo es la modificación de la Carta Orgánica del Banco Central de Uruguay (BCU) para incluir la figura del Proveedor de Servicios de Activos Virtuales (PSAV). estableciendo un marco claro para atraer inversión.
Aunque la normativa secundaria aún está en desarrollo, Patricia Tudisco, del BCU, adelantó que el marco se publicará este mes de agosto y se basará en tres pilares. Estos son protección del consumidor, cumplimiento de las normas anti-lavado de dinero y alineación con estándares internacionales.
Este enfoque, descrito por los panelistas como de «seguridad jurídica progresiva», es el principal activo de Uruguay. En lugar de adoptar un modelo de ruptura, el país está creando un entorno predecible, pero con un valor incalculable para las empresas de tecnología que buscan establecer operaciones en la región, como lo comentó a CriptoNoticias el abogado especializado Pablo Zanetta.
La pregunta de si Uruguay busca competir con El Salvador en la carrera por ser el gran hub tecnológico de la región encuentra una respuesta contundente en la visión de Zanetta.
Como lo él lo ve, el enfoque con el que está avanzando la nación sudamericana es mucho más profunda. «Uruguay está trabajando con la idea de seguir siendo Uruguay, es decir, un país políticamente estable y que ofrezca seguridad jurídica», explicó en comentarios exclusivos.
Zanetta aclara que el país no tiene en sus planes competir directamente con el modelo salvadoreño, al que considera «demasiado disruptivo» para la idiosincrasia uruguaya.
«Uruguay busca emular a Europa con regulaciones avanzadas», señala, citando como ejemplos marcos normativos como el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) de la Unión Europea o la Ley para Mercados de Criptoactivos (MiCA).
Para el abogado, Uruguay no busca imitar a Europa de manera explícita, sino que sus políticas reflejan valores que están plasmados en los marcos regulatorios como transparencia, estabilidad y protección de datos. Esto como una estrategia natural para liderar en la economía digital, con la idea de fomentar confianza y garantizar que los usuarios estén protegidos cuando operen en plataformas de bitcoin y criptomonedas.
El objetivo, entonces, no es atraer a cualquier inversor, sino a un perfil específico. «Más bien, [Uruguay busca] hacer de base de operaciones para grandes empresas en esta región, y de empresas de la región que busquen seguridad jurídica», concluye Zanetta.
Agrega que, de esa manera, el pequeño mercado uruguayo se convierte en una ventaja, permitiéndole enfocarse en ser un centro de servicios de alto valor en lugar de un mercado de consumo masivo.
El sentir de una comunidad pujante: más allá de la regulación
Más allá de las regulaciones, «el impulso de Uruguay también proviene de su comunidad de bitcoin». Así lo ve Franco Scandizzo, corresponsal de CriptoNoticias en el evento de Montevideo, quien captura una atmósfera que va más allá de los paneles técnicos.
«La séptima edición del Blockchain Summit Global no fue una más», reflexiona Scandizzo. «La cantidad de gente que lo presenció, la cantidad de voces que se hicieron sentir y la cantidad de oídos expectantes a escuchar sentenciaron un único rezo: ‘¡abracemos a las criptomonedas!'», agregó.
Esta energía unificadora, que reunió a abogados, directivos de exchanges y mineros de Bitcoin, revela la otra cara de la moneda uruguaya. No es solo un proyecto de élites o instituciones; es un movimiento con una base apasionada.
Scandizzo lo describe como «una comunidad uruguaya unida y apasionada, impulsando la adopción de bitcoin y criptomonedas desde la base».
Este fervor popular, sumado al lanzamiento de la Cámara Blockchain de Uruguay durante el evento, crea una sinergia perfecta, apuntó el reportero. Visualizó una comunidad que empuja desde abajo y un marco institucional que construye desde arriba. Esta combinación, cree, posicionan a Uruguay en un ecosistema dinámico y con visión de futuro.
En ese sentido, el camino está trazado. Mientras la región observa y otros países como Brasil y El Salvador ya ocupan un puesto de liderazgo en cuanto a regulación sobre la industria de los activos digitales, Uruguay juega su propio partido. Uno donde la evolución calculada y la estabilidad institucional son las verdaderas claves para ganar la carrera de fondo en la economía digital.