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Aceptar que un cliente le pagara en bitcoin (BTC) cambió para siempre la vida de Napoleón.
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La adopción bitcoiner sigue creciendo en El Salvador, más allá de la Ley Bitcoin.
La historia de Napoleón Osorio es un testimonio del poder transformador de bitcoin (BTC), no como un complejo instrumento financiero en un escritorio de Wall Street, sino como una herramienta práctica en las calles de San Salvador, la capital de El Salvador.
Desempleado en 2019 tras 13 años como empleado bancario, la vida lo llevó a tomar el volante de un vehículo de Uber. Lo que parecía un desvío en su carrera se convirtió en la autopista hacia su propio emprendimiento: BitDriver, una empresa de transporte y turismo que hoy da empleo a 21 personas y que nació de una simple decisión: aceptar bitcoin.
En el marco de la conferencia «Acelerando Bitcoin», celebrada en Asunción, Paraguay, Osorio compartió su notable viaje con CriptoNoticias.
Su historia no comienza con un white paper ni con un análisis técnico, sino con una conversación casual que cambiaría su destino. «Conocí a alguien gracias a todo el turismo que había en El Salvador por la noticia de que Bitcoin se iba a adoptar. Un extranjero me pidió un servicio de Uber y él me explicó sobre bitcoin», relata con una sonrisa que denota la importancia de aquel momento. «Inmediatamente lo tomé, él me dio una primera clase y yo dije: ‘Aquí es’».
Con esa convicción inicial, Osorio tomó una decisión que resultaría ser una genialidad de marketing y una declaración de principios. «Voy a anunciar: Napoleón Osorio, traslado del aeropuerto de San Salvador, acepta bitcoin». Según cuenta, «esas palabras, ‘acepta bitcoin’, fueron las mágicas. Eso fue el boom. Me comenzó a hablar persona tras persona en 2021».
Lo que empezó como un servicio unipersonal pronto se vio desbordado por la demanda. Turistas, inversores y curiosos que llegaban a El Salvador, el primer país del mundo en adoptar bitcoin como moneda de curso legal, buscaban experimentar la economía circular de la moneda digital desde el primer momento.
«Se unieron dos amigos más e iniciamos. Prácticamente éramos mis dos compañeros y yo. Actualmente somos 21 conductores, además de ofrecer renta de vehículos y turismo. BitDriver ya es una empresa legalmente constituida en El Salvador», explica con orgullo.
Una ventaja competitiva en un entorno escéptico
En ese momento, Osorio no dimensionó que aceptar un pago en bitcoin marcaría su futuro. Su enfoque fue puramente estratégico. «Yo solo vi una nueva manera de pago, pero dije: ‘Esto aquí en El Salvador nadie lo va a hacer’». Comprendió la mentalidad local y la usó a su favor. «Yo conozco a nuestra gente y sabía que cuando el extranjero llegara, lo primero que iba a querer experimentar era hacer pagos en bitcoin. Y yo dije: ‘Un taxista normal no lo va a aceptar’».
La razón de esta renuencia, según Osorio, se encuentra en una filosofía de subsistencia profundamente arraigada: «En El Salvador tenemos una frase que dice que vamos ‘coyol quebrado, coyol comido’, es decir, lo que ganamos ahora es lo que usamos para comer hoy y para comer mañana. Así vamos, el día a día».
Esta mentalidad, sumada a la volatilidad del precio y al desconocimiento general, generaba un rechazo natural. «Cuando comienzan los ‘peros’ de que ‘pero es que la volatilidad’, ‘pero es que esto’, ahí ya me detengo un poquito… Yo lo tomé como una ventaja».
Curiosamente, el hombre que le enseñó sobre bitcoin y encendió la mecha de su revolución personal es una figura clave en el ecosistema educativo de El Salvador.
«Casualmente, el primer cliente o quien me evangelizó sobre Bitcoin es John Dennehy. John Dennehy es el fundador de ‘Mi Primer Bitcoin’», revela. Este vínculo fortaleció su camino. «Yo también soy el primer alumno de ‘Mi Primer Bitcoin’ y, después de ser el primer alumno, soy la primera persona surgida de ‘Mi Primer Bitcoin’ en tener un negocio basado en Bitcoin».
La adopción real de bitcoin va más allá de la ley
Desde su posición en la primera línea de la economía bitcoin, Osorio ha sido un observador privilegiado de las tendencias de uso del activo digital. Señala un cambio interesante en el comportamiento de sus clientes.
«El año pasado tuvimos alrededor del 95% de pagos en Bitcoin y 5% en efectivo o tarjeta. Ahora, según las estadísticas que llevamos, el 55% es pago en Bitcoin y el otro 45% es en efectivo y tarjeta. Creo que la gente está guardando más». Esta observación se alinea con la creciente narrativa de bitcoin como reserva de valor, una tesis que él ve materializarse en las transacciones diarias de su empresa.
Respecto al estatus de la adopción en El Salvador, especialmente tras los cambios en la implementación de la ley (teniendo en cuenta que ya bitcoin no tiene estado de moneda de curso legal), Osorio describe un fenómeno paradójico. Lejos de desvanecerse, la adopción parece fortalecerse de manera orgánica.
Ahora se da algo muy curioso. El viernes, este viernes 12 de septiembre, vi 14 nuevos negocios que aceptaron Bitcoin. ¡Catorce nuevos negocios en un solo día! Cuando Bitcoin era moneda de curso legal, toda la gente era reacia, no quería. Y ahora que no es de curso legal, sino que es un activo digital, la gente dice: ‘Okay, ahora me dicen que no, ahora sí lo quiero usar’.
Napoleón Osorio, CEO de BitDriver.
Para él, la conclusión es clara: la Ley Bitcoin fue un catalizador, pero la verdadera adopción no reside en el papel. «La ley solo fue eso, fueron unas notas en un papel». Al ser consultado sobre la posibilidad de que la ley regrese, su respuesta es contundente: «Da igual. Bitcoin no necesita una ley. A Bitcoin le dan igual las leyes, no necesita nada de eso».
Planes de crecimiento ambiciosos para BitDriver
Cuando se le pregunta por qué centrarse exclusivamente en bitcoin y no en otros miles de activos digitales existentes, su respuesta es una mezcla de pragmatismo y filosofía. «Porque es Bitcoin. Es principalmente Bitcoin, es todo, es lo primero, es oro digital, es libertad. No quiero sonar a cliché, pero es lo que es». Recuerda cómo hace apenas cuatro años, grandes magnates de las finanzas criticaban el activo que hoy abrazan a través de los ETF y otras herramientas. «Hoy todo se ha dado vuelta», sentencia.
El futuro para BitDriver se vislumbra con el mismo optimismo. Los planes de crecimiento son ambiciosos. «Hoy queremos crecer un poco más, queremos llegar a 350 conductores, esa es la meta. Y estamos planeando expandirnos a México para finales de diciembre. Tenemos un par de aliados ahí y esperamos el otro año abrir en dos países más».
Como un ejercicio especulativo y dejando claro que no es un consejo financiero, Osorio comparte su perspectiva sobre el precio del activo. «Creo que a final de año puede llegar a 150.000 o 160.000 dólares. Y dentro de los próximos cuatro años, quizás a unos 900.000 dólares». Una visión, como él mismo admite, «bastante optimista, bastante bullish».
La historia de Napoleón Osorio encapsula una de las promesas fundamentales de Bitcoin: la capacidad de empoderar al individuo, permitiéndole crear valor y prosperar al margen de los sistemas tradicionales, simplemente conectando una necesidad con una tecnología abierta y sin permisos.