Hechos clave:
-
Una organización encargada de la alfabetización tecnológica de mujeres
-
CriptoMujer: Fundacion decidida a ayudar a todas aquellas mujeres que estan sometidas a vejaciones
Para el año 2018 la presencia femenina en el ámbito laboral es considerable, aunque todavía queda mucho camino por recorrer para conseguir una igualdad total entre el hombre y la mujer. Afortunadamente, el mundo de la tecnología blockchain es disruptivo en todo sentido, por lo que las mujeres tienen un papel fundamental en su desarrollo. La presente historia habla de una chica que salvó su vida gracias a las criptomonedas.
Con los reflectores apuntando a su cara y miles de personas escuchando lo que tenía que decir en una conferencia dedicada al papel de las mujeres en el mundo blockchain, la directora de la fundación CriptoMujer, una organización encargada de la alfabetización tecnológica de mujeres y la difusión de la tecnología de contabilidad distribuida en países en vías de desarrollo, pensó en todo lo que tuvo que pasar para llegar hasta donde se encontraba…
La voz de Mateen retumbaba en los oídos de la pequeña Meena Ghyasi. Su padre le había prohibido que asistiera a la escuela porque no podía permitírselo. Solo uno de sus hijos lo haría y ese sería Karim, el mayor. A fin de cuentas, Meena solo era una mujer y su lugar estaba en la casa. No tenía nada que buscar fuera de allí.
Por suerte para ella, Karim compartía todo lo que aprendía, cada vez que su padre se dormía, ambos encendían la luz y se ponían a estudiar. Así Meena pudo aprender a leer y sacar cuentas. Incluso, llegó un momento en que ella hacía las tareas de su hermano Karim porque le era más fácil. La complicidad entre ambos era lo único que le daba fuerzas para vivir.
Sin embargo, esta complicidad no duraría mucho tiempo. Como Mateen, el padre, era comerciante, había enviado a Karim a uno de los pueblos cercanos para vender algo de cebada. El viaje sería corto, pero al cabo de una semana ya no se supo nada de Karim. Los talibanes ocuparon el pueblo a donde había ido.
Un profundo pesar cayó sobre la casa y así transcurrió la infancia de Meena, atendiendo a su padre y sin mucho que desear. Por suerte, la ocupación no había llegado a su pueblo, y en el 2005, luego de cuatro años de la caída de Kabul, una Meena de 16 años se armó de valor para pedirle a su padre ir a la escuela.
Como el negocio se había recuperado un poco, Mateen le permitió que asistiera a una escuela para niñas que se había instalado hacía dos años. La única condición era que él tenía que llevarla y recogerla en todo momento, como su acompañante.
Meena estuvo muy feliz al principio, pero sentía que a su educación le faltaba algo. Y no se trataba de que dos niñas tuvieran que sentarse en un mismo banco a la vez o compartir los libros entre muchas más. Meena era muy inteligente y sabía que podía exigirse siempre un poco más.
Un día, una entrega conmocionó a la escuela: unas cinco cajas con las iniciales ONU fueron descargadas y en ellas eran contenidas cinco computadoras de escritorio. Meena sólo había leído sobre estos aparatos en los libros de texto y no tenía idea de que eso cambiaría su vida.
Al cabo de un año y medio Meena era una experta manejando estas computadoras. Se había interesado por la tecnología y conversaba con personas de todo el mundo a través de la aplicación Windows Live Messenger. De esta manera aprendió el idioma inglés.
Un día de Julio su padre enfermó y Meena, como no podía ocuparse del negocio familiar, tuvo que contraer matrimonio con Omar, uno de los amigos de su padre, quien además era 30 años mayor que ella. Durante los primeros tres años Omar permitió que Meena asistiera a la escuela, pero las cosas comenzaron a cambiar y Omar sostuvo que resultaría mejor que ella se quedara en casa.
Como Omar tenía dinero, adquirió una computadora de escritorio de gama alta y se la obsequió a Meena con el fin de asegurarse de que ella no saliera de casa, subestimando lo que una chica tan inteligente podría aprender con un ordenador.
Al año siguiente el matrimonio de Meena comenzaría a convertirse en un infierno. Omar exigía que la chica, ahora de 22 años, le diera a su primogénito. Meena había investigado en la web y los fuertes dolores que experimentaba durante su período menstrual, junto con el sangrado excesivo que lo acompañaba, podrían indicar que algo estaba mal.
Omar llevó a la chica al doctor (una doctora, porque no le era permitido que ningún hombre la viera desnuda) y tras varios exámenes pudieron constatar que padecía de endometriosis, por lo que su salud reproductiva se había visto comprometida.
Cuando Omar estuvo al tanto de que Meena no podía darle hijos, su actitud comenzó a cambiar drásticamente. El hombre comenzó a llegar ebrio y a altas horas de la noche, despertando a la chica a gritos y despojándola de sus ropas para tener relaciones sexuales sin su consentimiento.
Como Meena se negaba a aceptar los abusos, Omar la golpeaba cada vez más fuerte y un día incluso tuvo que ir una doctora hasta la casa porque la mujer no podía levantarse de la cama. Todos en la habitación estaban al tanto de lo que ocurría en el matrimonio, pero la doctora no podía hacer nada al respecto. Ella recomendó reposo absoluto a Meena durante una semana y en todo ese tiempo Omar no regresó a casa.
Meena aprovechó que su marido no estaba y se zambulló en su ordenador durante largas horas para ponerse al día en todo lo que pudiera acerca de la tecnología. Así descubrió una tecnología que permitía realizar pagos sin necesidad de poseer cuenta bancaria, lo que se ajustaba a sus necesidades, puesto que ella no poseía ni cuenta bancaria ni ingreso propio.
Tras leer el libro blanco de Bitcoin, Meena quedó totalmente enganchada y todas sus lecturas se enfocaron en aprender más sobre sistemas criptográficos. Además, ingresó a foros en los que se hablaba de la tecnología de contabilidad distribuida como Bitcoin Talk, que estaba floreciendo en esos días.
Luego de una semana Omar volvió muy arrepentido y pidió a Meena que lo perdonara. Ella sacó provecho de la situación y logró que Omar le comprara una tarjeta gráfica más potente y la chica comenzó a minar criptomonedas.
Sin embargo, el abuso de Omar empeoró y cuando la doctora asistió nuevamente a la casa, esta vez para atender a una Meena con una fractura en el antebrazo y un ojo muy afectado, decidió tomar cartas en el asunto.
La doctora propuso a Meena sacarla de allí y convertirla en enfermera lo más lejos que pudiera de Omar. Sin embargo, el miedo que ella tenía hacia su esposo la llevó a rechazar el ofrecimiento de la doctora y durante dos años más soportó los abusos que Omar cometía contra ella. En este tiempo su salud se vio muy afectada por los golpes y los múltiples abusos a los que era sometida.
En el 2013, con el aumento que experimentó bitcoin y con la ayuda de la doctora, quien de tanto ir a su casa a atenderla había desarrollado un cariño profundo hacia ella, Meena decidió separarse de Omar. Como esto no era bien visto en su sociedad, tuvo que huir en la parte de atrás de una ambulancia. Tras unos meses bastante duros, Meena consiguió viajar a un nuevo país y unirse a la ONU, aquella organización que le había permitido conocer por primera vez lo que era un computador.
Con los ingresos que consiguió de la minería, Meena estudió ingeniería y, luego de conocer a las personas correctas, creó su fundación CriptoMujer, decidida a ayudar a todas aquellas mujeres que estaban sometidas a vejaciones, humillaciones y abusos, tal y como ella lo había estado.
Descargo de responsabilidad: Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, acontecimientos o hechos que aparecen en la misma son producto de la imaginación del autor o bien se usan en el marco de la ficción. Cualquier parecido con personas (vivas o muertas) o hechos reales es pura coincidencia.
5
4.5
4