Esta semana fue publicado un documento por la Autoridad Bancaria Europea (EBA), en el que se analizan las consecuencias favorables y perjudiciales que podría conllevar el uso de la blockchain y los contratos inteligentes en las instituciones financieras. En el texto también se analizó el uso de otras tecnologías innovadoras para el mismo ámbito.
La publicación fue realizada el martes por la EBA, organismo que tiene como objetivo identificar las debilidades estructurales del sistema financiero europeo para encontrar maneras adecuadas de resolverlas.
La EBA reconoce que la tecnología de contabilidad distribuida y los contratos inteligentes son una buena alternativa para aumentar la eficiencia de las instituciones, mejorar el manejo del presupuesto y prevenir posibles fugas de capital, así como validar la documentación y facilitar el almacenamiento de los datos de los usuarios; con el fin de crear una identidad digital única para cada uno, lo que implicaría un aumento en la calidad de servicio.
La blockchain permite una vista común y casi en tiempo real de una transacción comercial almacenada en un libro de contabilidad compartido para todos los participantes involucrados, creando un nivel de juego justo para todas las partes, y elimina la dependencia de los instrumentos en papel intercambiados entre ellos. La visión compartida podría racionalizar el esfuerzo manual y los procesos de reconciliación, con el consiguiente ahorro de tiempo, dinero y recursos.
No obstante, entre los riegos derivados del uso de la blockchain y los contratos inteligentes en el ámbito financiero, la EBA destaca que, por ser esta una tecnología que se basa en la descentralización, “una falta de adecuada gobernanza podría tener un impacto negativo que conduzca a riesgos operacionales y de reputación” en torno a las instituciones, las cuales no controlarían el comportamiento de sus instrumentos.
Además, se supone en el texto que la implementación de la blockchain podría aumentar la dependencia a proveedores externos por parte de las instituciones, como fabricantes de dispositivos y desarrolladores de sistemas operativos que abastecerían la infraestructura para operar. De igual manera, podría generarse un aumento en el riesgo operacional debido a lo complejo y novedoso de la tecnología, para la cual no se encuentra suficiente personal capacitado en la actualidad.
Por último, graves problemas de seguridad podrían poner en peligro la estabilidad financiera de las instituciones, las cuales estarían más expuestas a posibles ciberataques si la blockchain o el contrato llegan a tener algún tipo de error (como ya ha sucedido con Ethereum) y, según lo señalado por la EBA, sería más difícil levantar un sistema de seguridad sólido, ya que habría muchos nodos a los que proteger.
El uso de la blockchain y los contratos inteligentes también se podría ver perjudicado por la falta de regulación específica para las nuevas tecnologías alrededor del mundo, ya que, por ejemplo, las dos partes involucradas en un contrato podrían no compartir la misma legislación, lo que podría invalidar el acuerdo.
La EBA concluye afirmando que el balance riesgo/beneficio deberá ser analizado por cada institución, con el fin de decidir si conviene o no el uso de nuevas tecnologías. Cabe mencionar que en un comunicado del nueve de mayo de este año el organismo fijó su posición en torno a la regulación de los criptoactivos, al considerar que es necesario crear un entorno propicio para que las nuevas tecnologías relacionadas con las criptomonedas y la tecnología de contabilidad distribuida sean desarrolladas plenamente y su potencial sea bien aprovechado.
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